Un bombero curtido en riesgos para Wall Street
John Thain. Primer ejecutivo de Merrill Lynch
John Thain tiene dos motes. I Robot (Yo robot), por su carácter distante y calculador, y Mr. Fix-It (Señor Arréglalotodo), lo que alude a su capacidad de resolver problemas.
Estos son algunos de los atributos de este ejecutivo de 52 años que a partir del 3 de diciembre se pondrá al frente de Merrill Lynch. Su misión es levantar la moral de unos empleados que ya reciben ofertas de competidores. También ha de remontar unos números rojos históricos derivados de un mal cálculo de riesgos que ha costado, de momento, 8.400 millones de dólares en pérdidas de valor de activos.
Su reputación es producto de su carácter y formación. Licenciado en ingeniería por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y MBA por Harvard posee una curiosidad analítica y le gusta controlar su negociado. Estuvo 24 años en Goldman Sachs donde empezó en banca de inversión para seguir en títulos hipotecarios antes de ser promocionado a director financiero y, posteriormente, a codirector y director ejecutivo. En 2004, aceptó la dirección de la Bolsa de Nueva York (NYSE), una institución en una crisis destapada por el escándalo del sueldo (187,5 millones de dólares) de su ex presidente Dick Grasso. Su misión era apagar el fuego en esta institución sin ánimo de lucro.
Bajo la dirección del 'bombero' Thain, la Bolsa ha cambiado mucho. Ahora es una empresa cotizada, cuyas operaciones son mayoritariamente electrónicas y ha ganado tamaño con su fusión con Euronext. Thain se puso en contra a muchos operadores y especialistas que vieron peligrar sus puestos, pero se le reconoce que a pesar de su carácter distante sabe encontrar consensos. En NYSE le respetan por ello.
Thain era también uno de los 'bomberos' favoritos para liderar Citi (con quien mantuvo contactos). Merrill gana con él un ejecutivo de perfil similar a los que han conseguido zafarse de lo peor de la crisis: James Dimon, de JP Morgan, Richard Fuld, de Lehman, y Lloyd Blankfein, de Goldman Sachs.
El nuevo líder de Merrill es moderadamente optimista y advierte que la crisis no ha tocado suelo. No obstante, ya se ha a arremangado la camisa y aflojado la corbata. El miércoles, tras el anuncio de su fichaje, ya empezó a conocer a sus nuevos clientes.