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Columna
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El mercado de trabajo según la EPA

Con los datos correspondientes al tercer trimestre de la Encuesta de Población Activa (EPA) se constata que, tanto en términos intertrimestrales como en términos interanuales, se produce un notable aumento del empleo, aunque insuficiente para absorber el mayor avance de la población activa, por lo que el paro se eleva en los dos tipos de variaciones.

En concreto, en relación con el mismo periodo del año anterior, el aumento del empleo en el tercer trimestre ha ascendido a más de 600.000 personas (615.000), equivalente al 3,1% en términos relativos. Este incremento interanual ha supuesto una desaceleración de tres décimas respecto de los dos trimestres anteriores.

Si a ello se añade que la población activa, que ha aumentado en términos interanuales el 3%, se ha acelerado, también en relación con los dos periodos previos, en dos décimas, el paro, que había disminuido en el primer semestre del año a tasas superiores al 4%, ha aumentado en el tercer trimestre en comparación con un año antes en casi 30.000 personas (26.900), el 1,5%.

Si, en vez de los niveles de población activa y empleo, se utilizan sus porcentajes respecto de la población de 16 y más años, es decir, las tasas de actividad y ocupación, éstas aumentan en el tercer trimestre en dos décimas, hasta situarse en los máximos históricos de sus series, el 59,1% y el 54,4%, respectivamente.

Como consecuencia de que las dos tasas, las de actividad y ocupación, se incrementan en la misma cuantía, la tasa de paro (en porcentaje de la población activa) se mantiene en el tercer trimestre en el mismo nivel que en el segundo, el 8%, tasa inferior en una décima a la de un año antes y la más baja de la serie histórica desde el primer trimestre de 1979.

Tanto las tasas de actividad como las de ocupación crecen en el tercer trimestre en los hombres y en las mujeres y en los nacionales y en los extranjeros, aunque las dos, como viene ocurriendo históricamente, son superiores en los hombres que en las mujeres y en los extranjeros que en los nacionales.

Por su parte, la tasa de paro se eleva ligeramente (en una décima) en los hombres y en los nacionales, se mantiene igual en las mujeres y disminuye en dos décimas en los extranjeros. Pese a ello, la tasa de paro sigue siendo superior en las mujeres (10,5%) que en los hombres (6,2%) y en los extranjeros (11,8%) que en los españoles (7,4%).

Atendiendo al empleo, y desde la perspectiva de la jornada laboral, el 96,2% del aumento anual se concentra en el empleo a tiempo completo y sólo el 3,8% en el empleo a tiempo parcial, por lo que el porcentaje de este tipo de empleo se reduce en el último año en dos décimas, desde el 11,3% hasta el 11,1%, con lo que la importancia del tiempo parcial en España sigue siendo inferior a la de la media europea.

Dentro del empleo asalariado, que crece a un ritmo muy superior al del no asalariado, y considerando la duración del contrato, el de carácter indefinido aumenta en el tercer trimestre, respecto al mismo trimestre del año anterior, en casi 800.000 personas (776.700), en contraste con el descenso en el mismo periodo del empleo temporal en casi 300.000 (-267.100).

Como consecuencia de esta evolución del empleo asalariado, la tasa de temporalidad (porcentaje del empleo asalariado con contrato temporal) se sitúa en el tercer trimestre en el 31,9% que, pese a que supera en una décima a la del segundo y sigue siendo la más alta de Europa, es inferior en 2,7 puntos porcentuales a la correspondiente a un año antes.

Esta reducción de la tasa de temporalidad en el último año refleja los efectos de la reforma laboral acordada entre el Gobierno y los interlocutores sociales en mayo de 2006 y que introdujo una serie de medidas dirigidas a reducir la contratación temporal, impidiendo los encadenamientos abusivos de estos contratos, y a fomentar la contratación indefinida, incentivándola mediante bonificaciones y reducciones del tipo de cotización por desempleo.

En resumen, los datos de la última EPA muestran, en relación con el año anterior, el aumento de las tasas de actividad y ocupación, alcanzando ambas máximos históricos, y la disminución de la tasa de paro, del porcentaje del empleo a tiempo parcial y, sobre todo, de la tasa de temporalidad, como consecuencia de los efectos de la reforma laboral de 2006.

José Ignacio Pérez Infante

Profesor asociado de Mercado de Trabajo en España de la Universidad Carlos III

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