Competencia, horarios y precios
El presidente de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC), Luis Berenguer, defiende que existe relación entre la restricción de los horarios comerciales y el alza de los precios. No es la primera vez que el organismo hace esta reflexión y ya lo apuntó en un informe de 2003 en su etapa como Tribunal de Defensa de la Competencia. Aunque es imposible cuantificar con nitidez el efecto que tienen sobre la inflación las restricciones impuestas a los centros comerciales, parece sensato creer que, cuanto mayor sea la oferta, más ajustados serán los precios.
Sin embargo, la advertencia de la CNC no pasa de un mero tirón de orejas a las comunidades autónomas, responsables de la regulación del comercio interior, pues el organismo dispone de pocas herramientas para impulsar una mayor competencia en el sector de la distribución. Su potestad se centra en controlar que las empresas de ámbito nacional no realicen prácticas colusorias pactando precios o repartiéndose el mercado. En la mayoría de los casos, es muy difícil probar si las empresas realizan este tipo de prácticas, que son ilegales.
Al margen de su potestad de control sobre las empresas, poco poder real tiene la CNC sobre los poderes públicos que en definitiva son los que establecen las reglas del juego. Su única arma es la facultad de realizar informes, que señalen las ineficiencias en los mercados derivadas de regulaciones restrictivas que acaban perjudicando a los consumidores, lo que lleva a que éstos deban pagar más por un producto o un servicio sin obtener ningún beneficio añadido.
La competencia del comercio interior pertenece a las comunidades autónomas que fijan -dentro de ciertas limitaciones nacionales- los horarios de las grandes superficies y dan las licencias para la apertura de nuevos centros. Aunque la CNC tiene poca influencia para exigir a los Gobiernos autonómicos que eliminen las barreras a la libre competencia, no debe cejar en su empeño y sí intensificar sus denuncias. Los consumidores y la inflación se lo agradecerán.