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Tribuna
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Los morosos atacan de nuevo

La veterana aseguradora de riesgos comerciales Crédito y Caución -no olvidemos que las aseguradoras de crédito son las que poseen el mejor observatorio para detectar el aumento de los impagados interempresariales- ha lanzado recientemente un aviso del importante incremento en los impagos de las facturas comerciales que se está produciendo en España a lo largo de los últimos meses y previene de la avalancha de morosos que se avecina en España.

Con las restricciones de liquidez, el mayor rigor de las entidades financieras a la hora de otorgar créditos, sumado a la constante subida de los tipos de interés, se ha vuelto a despertar el virus de la morosidad que hasta hace poco vivía aletargado. Esta problemática se está agudizando de forma preocupante en algunos sectores, por ejemplo en el de la construcción. A muchas empresas proveedoras de materiales de la construcción, el número diario de devoluciones bancarias se les ha multiplicado por 10 en los últimos meses.

Una de las inversiones más importantes que hacen las empresas se encuentra en el realizable; concretamente en las cuentas de clientes. Los derechos de cobros suelen representar una inversión intangible muy importante y en muchas ocasiones las empresas no son plenamente conscientes de ello. Esta inversión en circulante se suele financiar con créditos a corto con coste financiero, por lo que un incremento desproporcionado de las cuentas por cobrar obliga a las empresas a buscar financiación extraordinaria, aumentando su endeudamiento a corto y por ende sus costes. El credit management es la disciplina empresarial que se ocupa de gestionar esta importante masa del activo circulante, protegiendo la inversión más importante que hacen las empresas y procurando que sea rentable.

La actual inflación provoca otro coste. Si el moroso paga un par de meses más tarde, el acreedor sufre debido a esto una merma de valor

Asimismo la rentabilidad de todo negocio depende en gran medida de la duración del periodo de maduración del dinero, es decir, del tiempo que transcurre entre que el dinero sale de la empresa hasta que vuelve. El ciclo de maduración depende en gran parte del tiempo que tarda la fase de cobro a clientes y de la evolución del flujo de cobros. El objetivo que ha de tener toda empresa es acelerar al máximo la entrada de los cobros y para ello debe adoptar los procedimientos que optimicen los flujos de cobro de las ventas, y a su vez aumentar la liquidez y mejorar la tesorería reduciendo los gastos financieros y las necesidades de financiación de los recursos invertidos en cuentas de clientes. El incremento de los tipos de interés está encareciendo el coste de los clientes morosos que aparecen en las cuentas por cobrar del activo circulante. Además, la actual inflación provoca otro coste ya que si el moroso paga un par de meses más tarde, el acreedor sufre una merma de valor debido a la elevada inflación que en la actualidad existe.

En la actualidad, hay varias generaciones de jóvenes directivos y emprendedores que no saben lo que es una crisis ya que jamás han vivido una en edad adulta. A lo largo de mi vida ya he experimentado tres grandes crisis económicas, que provocaron en su momento sendas epidemias de morosidad. La primera, a mediados de los setenta, provocada por la guerra entre los países árabes e Israel y el embargo del petróleo de los exportadores árabes que multiplicó por cinco el precio del crudo. La segunda estalló en 1981 por la guerra entre Irán e Irak. Y la tercera fue provocada por la guerra del Golfo en 1991, y llevó la cotización del barril a 38 dólares. El trienio negro para la economía supuso un serio revés en general y para el crédito en particular. Un gran número de empresas se declararon en suspensión de pagos o en quiebra, lo que provocó que miles de acreedores no pudieran cobrar sus facturas.

La recuperación económica posterior ha significado un ciclo de bonanza económica que ha durado 12 años, lo que ha reducido notablemente las insolvencias y los problemas de morosidad. La economía se ha beneficiado de uno de los ciclos expansivos más intensos que se recuerdan, sin embargo a finales del 2007 se está produciendo un importante repunte de la morosidad, provocado por factores coyunturales, o sea por el aumento de los tipos de interés y la falta de liquidez en el sistema, el incremento del precio del petróleo y la desaceleración de la actividad económica en algunos sectores.

Este repunte de la morosidad puede ser especialmente peligroso para las pymes, puesto que su situación financiera es más frágil. Consecuentemente es conveniente que las empresas tomen buena nota de los riesgos que se avecinan y, ahora que todavía están a tiempo, adopten las medidas preventivas necesarias para evitar futuros percances.

Pere J. Brachfield

Profesor de Finanzas de la Escuela de Administración de Empresas y director del Centro de Estudios de Morosología

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