Arranca la Mifid
Apocos días de su entrada en vigor, el Comité Europeo de Supervisores del Mercado de Valores (CESR) se prepara para afrontar la primera singladura de la Mifid. Acaba así una fase de seis años, trascendental para la integración de los mercados de valores europeos, en la que se ha completado el Plan de Acción de Servicios Financieros (PASF), consiguiendo un marco legal adecuado para la unificación. En este periodo, 2007 está siendo decisivo no sólo porque la pieza clave del PASF quedará definitivamente instaurada, sino porque el proceso Lamfalussy se somete a examen. De sus resultados dependerán las políticas que, más allá de 2007, regirán el destino de CESR y los objetivos de converger en la supervisión y conseguir un auténtico mercado integrado.
En este contexto, ¿cuál ha sido el papel de CESR? El Comité, que fue creado en 2001 a propuesta del grupo de sabios liderado por el barón Lamfalussy, se ha centrado durante estos años en tres prioridades: mejorar la coordinación entre supervisores, asesorar a la Comisión Europea en la preparación de las normas de nivel 2 y procurar una aplicación uniforme de la normativa comunitaria entre sus miembros, es decir, la función de nivel 3 del esquema Lamfalussy.
A partir de ahora, prácticamente implantadas ya las normas de nivel 1 y 2, el CESR afronta el reto de conseguir la convergencia supervisora en la aplicación diaria de la regulación y de acercar las prácticas, objetivos y metodologías de supervisión. A tal fin, el CESR desarrolla estos días una intensa reflexión sobre su futuro y sobre qué propuestas puede plantear a la Comisión Europea para mejor afrontar tales retos.
Veamos cuál ha sido el trabajo realizado hasta ahora para facilitar la adaptación e implantación de la Mifid. En octubre de 2006, el CESR aprobó el primer programa de trabajo del nivel 3 de la Mifid, para lo que tuvo muy en cuenta la opinión de los participantes de la industria. Entre sus objetivos, la programación trató de ayudarles a definir sus estrategias Mifid y a afrontar su adaptación técnica y operativa con un grado razonable de certeza.
El CESR ha completado este programa con la publicación de varios documentos con orientaciones de nivel 3 sobre registros, incentivos, mejor ejecución, pasaportes e información sobre transacciones en mercados regulados. Más recientes son los acuerdos sobre supervisión de sucursales e implantación tardía de la Mifid. Por su trascendencia y actualidad, merecen especial reseña éstos últimos documentos y algunas decisiones recientes.
El CESR celebró hace poco su vigésima octava reunión plenaria en la que se adoptaron importantes acuerdos, entre ellos, la designación de un nuevo secretario general, que comenzará su mandato a partir de enero próximo, y la aprobación de un nuevo programa de trabajo para el primer año de andadura de la Mifid.
Para facilitar su labor con la nueva distribución de competencias entre los supervisores de origen y acogida, los miembros del CESR han suscrito un protocolo, cuyo texto ha visto la luz en un tiempo récord y con el apoyo unánime de todos sus miembros. El protocolo ofrece instrumentos y soluciones prácticas para facilitar la supervisión de la actividad transfronteriza realizada por entidades de crédito y de servicios de inversión a través de sucursales con pasaporte Mifid. El acuerdo, abierto a supervisores bancarios con competencias sobre la Mifid, ofrece flexibilidad para adaptar sus previsiones a las circunstancias de cada caso y alcanzar acuerdos bilaterales, de forma que la cooperación se efectúe cumpliendo con principios de eficiencia, eficacia, complementariedad y transparencia, a la vez que se eviten cargas innecesarias o excesivas para las entidades.
Ante la inminencia del 1 de noviembre, el CESR ha encontrado una solución práctica que permitirá la vigencia de los pasaportes y la continuidad de la actividad transfronteriza de las entidades autorizadas en Estados que, aunque como en nuestro caso por pocas semanas, no han transpuesto a tiempo. Esta solución ha sido posible gracias a la existencia de una normativa compatible y comparable con la Mifid en estos Estados.
También se ha encontrado una solución práctica consensuada para superar las dificultades técnicas para la aplicación de las reglas sobre transparencia e información sobre transacciones en mercados regulados derivadas de su entrada en vigor el 1 de noviembre, no precisamente por su coincidencia con Halloween, sino porque cae en jueves. Los miembros del CESR, con el acuerdo de la industria, han decidido que la información sobre transacciones puede comenzar a operar a partir del lunes siguiente, 5 de noviembre, lo que permitirá una transición tecnológica ordenada durante el fin de semana previo. Sin embargo, las obligaciones sobre transparencia deben exigirse a partir del mismo primero de noviembre.
En la misma reunión se ha aprobado un nuevo programa de trabajo para el curso 2007-2008. Además de la continuidad en el trabajo relacionado con el asesoramiento a la Comisión Europea cuando lo solicite, el apoyo a las actividades de otros grupos del CESR y la colaboración con los comités de supervisores bancarios (CEBS) y de seguros (Ceiops), las líneas de trabajo que más relación guardan con la convergencia supervisora y la protección del inversor son, a mi juicio, las que se exponen a continuación.
La puesta en marcha de un sistema eficiente de resolución común y coordinada de cuestiones prácticas sobre la Mifid será una herramienta útil tanto para los participantes de la industria como para los inversores y los propios supervisores.
Considerando que el primer año de vida de la Mifid requiere un enfoque más operativo, el CESR no dedicará tanto tiempo a desarrollar guías temáticas, en pro de una dedicación intensa a la cooperación y convergencia supervisoras, facilitando el intercambio de experiencias, problemas y soluciones prácticas en el día a día.
Por último, y no por ello menos importante, el CESR reconoce el esfuerzo realizado hasta ahora para tutelar e impulsar el proceso de adaptación a la Mifid por parte de las entidades financieras. Sin embargo, el Comité también es consciente del desconocimiento de los inversores de las implicaciones de la Mifid, lo que puede obstaculizar su efectividad: si los inversores no entienden bien por qué las entidades les piden más información cuando contratan productos o entablan relaciones comerciales, pueden tener una reacción negativa y ello desincentivar a las entidades el cumplimento de la norma.
Ha llegado el momento de prestar más atención a los inversores. Para empezar, el CESR va a diseñar un folleto sobre la Mifid para los pequeños inversores que será divulgado a través de su web y que permitirá ofrecer un mensaje coordinado y homogéneo por parte de los miembros en sus acciones de divulgación a nivel local, incluso de las propias entidades financieras, también interesadas en favorecer la concienciación de sus clientes.
De hecho, la confianza de los inversores es uno de los eslabones más importantes en la cadena de preservación de la eficiencia y competitividad de los mercados financieros y, junto con la convergencia supervisora, uno de los principales desafíos a los que se enfrentan tanto las autoridades reguladoras y supervisoras como la propia industria, para conseguir que el mercado único de servicios financieros para minoristas en Europa sea una realidad.
Presidenta del Subgrupo de Intermediarios de CESR y directora de Inversores de la CNMV