Telefónica vale 106.926 millones, la capitalización más alta de su historia
Juan Villalonga lo vio claro: comprar compañías por intercambio de acciones sale casi gratis en un mercado alcista, no tiene efecto alguno en la deuda y aumenta el número de títulos en circulación, lo que permite escalar posiciones en el ranking de capitalización. Y no sólo lo vio claro, sino que lo practicó en extremo.
El ex presidente de Telefónica utilizó este método para comprar Endemol y para lanzar opas millonarias sobre sus filiales latinoamericanas. Unido a otras operaciones, las decisiones de Villalonga elevaron el número de acciones de la operadora casi en 2.000 millones, con consecuencias que se han perpetuado en el tiempo.
La compra de O2, por ejemplo, no hubiera sido posible si César Alierta, actual presidente de Telefónica, no hubiera heredado una compañía libre de deuda. Y tampoco ayer se hubiera podido celebrar el regreso de la operadora a su máximo histórico de capitalización, tras más de siete años de caída de la cotización.
Porque Telefónica está en máximos. La subida fulgurante de la acción que se ha producido desde que Alierta prometió un euro de dividendo sobre los resultados de 2008 y anunció las previsiones de la compañía hasta 2010 en el día del inversor ha llevado la cotización a 22,4 euros al cierre de ayer. Puesto que Telefónica tiene 4.773 millones de acciones, esa cota supone una capitalización de 106.926 millones, la mayor que ha tenido nunca. La cifra supera por 518 millones el anterior máximo, que se estableció el 16 de agosto de 2000, cuando se alcanzaron los 106.407 millones.
Telefónica, sin embargo, está todavía a más de un 28% de distancia de su récord de cotización. Fue el 6 de marzo de 2000 y ese día marcó 32,6 euros por título que, ajustados por ampliaciones liberadas, han quedado en 28,697 euros. Pero ese día su capitalización sólo llegó a 106.368 millones. ¿Por qué? Pues porque tenía más de 1.500 millones de acciones menos que ahora y 953 millones de títulos menos que en agosto de ese mismo año.
Y es que Villalonga aprobó la mayoría de las operaciones de adquisición por canje de acciones antes de que estallara la burbuja tecnológica, pero los plazos legales hicieron que se ejecutaran después. En julio de 2000, por ejemplo, se produjeron las compras de las cuatro filiales latinoamericanas -Telesp, TeleSudeste, Telefónica de Argentina y Telefónica del Perú-, que dieron al ex monopolio una posición mayoritaria en estas compañías y permitieron, años después, fusionar los negocios de fijo y móvil. Sólo un mes después llegaría la materialización de otra macrocompra, la de Endemol. En total, supusieron la emisión de casi 900 millones de acciones.
Todo ello ha hecho posible recuperar antes el máximo de capitalización que el de cotización y llevar a Telefónica a puestos de cabeza del mundo. La operadora es la cuarta de su sector, sólo por detrás de China Mobile, AT&T y Vodafone. Y la subida de los últimos días le ha permitido superar a grandes nombres como Coca-Cola, Altria, Intel o Apple. En España, es de lejos la mayor compañía de la Bolsa, con el Santander penalizado por la crisis financiera y la operadora como valor refugio ante las turbulencias.
Pese a que todavía está lejos de sus máximos de cotización, Telefónica ha hecho un largo camino de recuperación. La acción sube un 215,5% desde sus mínimos de 2002, se revaloriza un 38,96% en lo que va de año y gana un 15,94% en las cinco últimas sesiones.