Katmandú, ciudad abierta
La sociedad nepalí, anclada en tradiciones ancestrales, busca en la actualidad aires de cambio ante el reciente aperturismo político
Katmandú tiene tradición viajera desde hace décadas. Es la entrada al techo del mundo para legiones de alpinistas que siguen las huellas del sherpa Tenzing Norgay y de Edmund Hillary, primeros en coronar el Everest. El alpinista reconocía poco antes de su muerte que en los últimos años, y se cumplen 55 de su hazaña, 'el pico parecía cada vez más una transitada calle de Londres'. Así, cerca del barrio turístico de Tamel se puede encontrar material de montaña de las grandes marcas, réplicas exactas, a precios ridículos. La fiebre de la piratería china ha llegado aquí especializándose en la producción.
Recorrer las calles de Katmandú es dar un paseo por las contradicciones de este mundo. Se trata de una de las ciudades más contaminadas de Asia. El Banco Mundial definió la calidad del aire en Katmandú como 'un atentado contra la salud'.
La energía vital desatada en la ciudad, coches, motos, peatones en el complicado trazado de la plaza central de Durbar hace temblar la disposición de las fachadas de tallas de madera con la que algunos edificios se adornan. Aquí se encuentra Freaks Street, lugar de encuentro para los viajeros que en los sesenta acudían en busca del nirvana, seducidos por una atracción orientalista. La Unesco que declaraba a siete áreas del valle de Katmandú como Patrimonio de la Humanidad también advertía del peligro de conservación que corren los mismos. El Templo de Madera, significado del nombre de la ciudad en el dialecto newari, parece ante los embates del progreso una frágil estructura.
Algunos rincones aún ofrecen la quietud y el sosiego que fascinaron a los viajeros de los sesenta. Sin duda, a pocos kilómetros, podríamos hacernos una idea exacta de cómo era la ciudad hace cincuenta años, visitando Patán o Bakhtapur. Este último es el lugar que escogió el cineasta Bertolucci para rodar El pequeño Buda, tras convertirse al budismo.
Katmandú es un prisma de contrastes. Tradición y modernidad hacen un pulso desde décadas. Las fiestas locales se intercalan en el calendario ahora con las protestas sociales. La casa de la niña diosa viviente (Kumari) es atracción turística ahora que ha viajado por primera vez al extranjero vulnerando la tradición que la mantiene confinada. Los monjes usan móviles ante la mirada atenta de Buda de la Estupa de Bodhnath, y los santones hinduistas (Sadhus) en Pasupatinath usan modernas gafas de sol, junto al Ganges nepalí, el río Baghmati.
El acuerdo de paz con la guerrilla maoísta hace un año y el debate sobre el traspaso de poder del rey Gyanendra al Parlamento anuncian cambios necesarios en una sociedad de castas que se han plasmado en su nuevo himno nacional. Este aperturismo mantiene en vilo ahora a 171 parejas españolas que han visto cómo los procesos de adopción de niños nepalíes están paralizados desde hace meses. Para ellos, Katmandú puede ser el triste blues que el guitarrista Peter Green dedicó a la ciudad. Bob Seger, Cat Stevens o el propio Fito Páez dedicaron a la ciudad temas de energía vibrante.
Una perspectiva aérea del país, a través de la ventanilla del avión, nos permitirá divisar el valle y es posible que el Everest. La accidentada geografía está aprisionada entre China e India. Un país con uno de los PIB per cápita más bajo y que parece un pliegue de las contradicciones de la globalización, entre dos gigantes de la economía mundial.
Cuaderno de viaje
Cuándo ir. La época idónea, para evitar las lluvias monzónicas, es otoño o primavera.Cómo ir. KLM conecta Europa con Nepal, vía Ámsterdam. Qatar Airways ofrece vuelos vía Doha. Otra fórmula es desde Londres con conexión con la compañía hindú, Jet Airways que hace escala en Nueva Delhi.Dormir y comer. Existe una amplia oferta hostelera en Katmandú en torno al turístico barrio de Tamel, donde además se concentran los principales alojamientos hoteleros. El lujo es posible con las cadenas Hyatt (http://kathmandu.regency.hyatt.com) y Radisson (http://www.radisson.com/), a las afueras.Senderismo. La mayor oferta se aglutina en la ciudad de Pochara, a 200 km de Katmandú. La compañía de vuelos locales, Yeti Airways, lleva a esta ciudad en 20 minutos. Se recomienda contratar desde España y con agencias especializadas, Tuareg y Tierra de Fuego tienen sobrada experiencia. Una buena agencia local en el país, Nepal Adventure Point (http://www.trekkingagency.com/).Datos prácticos. Oficina consular, en Madrid. Plaza de los Mostenses, 13. Tfno. 915 418 787.