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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Se acabó la alegría crediticia

Las cifras son un reflejo tozudo de la realidad. Así, la dificultad de las familias para obtener un crédito empieza a quedar patente en los datos del Banco de España, que arrojan un fuerte retroceso en la concesión de préstamos para el consumo con garantía hipotecaria. En el segundo trimestre el saldo vivo se situó en 37.518 millones de euros, un raquítico crecimiento del 2,1% respecto al mismo trimestre de 2006 y muy lejos del 64,6% que se registró en igual periodo de un año antes. Este descenso viene siendo continuo desde hace cinco trimestres, pero el bache se ha producido en el primer cuarto de 2007, cuando la tasa de crecimiento cayó por debajo de los dos dígitos (5,9%), para frenarse más entre abril y junio.

La importancia de estos datos es más significativa porque son anteriores a la explosión de la crisis subprime de verano. Es decir, la caída de esta modalidad de crédito se debe a otras razones, como la desaceleración de la economía española, y cabe esperar que el dato de julio a septiembre presente signo negativo. Se trata de una evolución coherente con el informe financiero del BCE, que acaba de desvelar que un tercio de los bancos europeos reconoce haber endurecido el crédito a empresas y a familias y apunta a que el cuarto trimestre las condiciones se volverán más duras. Como medida de prudencia, el ministro Pedro Solbes ya ha recomendado a la banca más ligada a las hipotecas 'replantear' su actividad. Ayer mismo, los gestores de Banesto reconocieron estar rebajando su cuota de mercado en el crédito hipotecario y subrayaron que la banca encarecerá el precio de los créditos.

La voluntad de las entidades de aumentar las exigencias para prestar dinero no parece una moda pasajera. Sería bueno que cuando retornen los excesos de liquidez se haya aprendido de los errores y las autoridades monetarias y administrativas hayan intensificado la supervisión de los mercados. Terminar con las alegrías crediticias de los últimos años, aunque se queden en el camino algunas compras poco razonables, no hará sino dar más solidez al sistema.

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