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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El BCE se toma el respiro previsto

Jean-Claude Trichet dice que no tiene aún suficientes datos que despejen la dirección que debe tomar la política monetaria. Pero según sus palabras de ayer no existe, de momento, preocupación por la situación económica: 'Los fundamentos de las economías de la zona euro apoyan un pronóstico favorable a medio plazo', pues 'los beneficios de las empresas y la productividad continúan, el crecimiento ha sido robusto y el desempleo ha caído'. Sin embargo, también advierte de que la incertidumbre y los riesgos han crecido por la volatilidad de los mercados financieros. En estas circunstancias, lo sensato es la decisión que tomó ayer de no mover los tipos y, simplemente, esperar y ver. Es de agradecer que el Consejo de Gobierno del BCE se pegue al terreno y no se empecine en seguir una hoja de ruta predeterminada, lo que no debe interpretarse como que Trichet se deja influir fácilmente por las muchas presiones que ha recibido estas semanas.

Para dejarlo claro, el banquero francés recordó que no baja la guardia ante la inflación -la mayor preocupación- y que está 'listo para actuar cuando sea necesario', lo que se podría traducir en una subida de tipos. No le faltan motivos para la inquietud. El IPC avanzado de la zona euro de septiembre fue un 2,1%, cuatro décimas más que agosto, y más allá de la línea roja (2%). Los altos precios de las materias primas, en especial el petróleo y los alimentos, traen nubarrones para los próximos meses. Y todo en un escenario de crecimiento que, de confirmarse las previsiones del propio BCE y de la Comisión Europea, el PIB aumentaría un 2,5% este año y un 2,3% el que viene.

De momento, lo lógico es que Trichet fije su atención en los problemas de liquidez y de crédito con que se pueden encontrar los bancos europeos y sus clientes -empresas y familias-, lo que aconseja prudencia. Lo seguro es que, hoy por hoy, no tendría sentido que el BCE encareciese el precio del dinero, ya que el sistema financiero ha hecho gran parte del trabajo por él.

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