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Tribuna
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Mitos sobre los derivados

Una vez más, los derivados financieros están dominando las portadas de los medios y jugando un papel protagonista en una crisis global. En anteriores episodios 'negros' -como en el periodo 1994-95, con la bancarrota de Barings Bank y las grandes pérdidas en Procter & Gamble y Orange County, o en 1998, con la caída del hedge fund LTCM-, los actores más destacados fueron las estructuras de tipos de interés y renta variable. Más recientemente, en cambio, los derivados de crédito han sido las auténticas estrellas del show, en particular aquéllos referenciados a hipotecas norteamericanas.

Como consecuencia del deterioro en el valor de dichas estructuras, varios fondos han tenido que cerrar después de sufrir grandes pérdidas, las Bolsas han experimentado caídas y tremenda volatilidad, y ciertos bancos regionales han precisado de ayuda estatal para sobrevivir. No hay duda de que la reputación de los derivados de crédito ha sufrido un duro golpe. Y de nuevo, el término derivados se asocia popularmente al término 'malas noticias'.

En vista de tal realidad, y como fan de los derivados, creo necesario aclarar ciertas mitos que han rodeado a este mercado desde tiempo inmemorial. Muchos de los comentarios sobre el mundo de los derivados están dominados por clichés que en la mayoría de las ocasiones no se corresponden con la realidad. Permítanme arrojar luz sobre las 'mentiras' más habituales sobre los derivados:

1) Los derivados son todo matemáticas: tan sólo una pequeña minoría de profesionales de derivados utilizan técnicas cuantitativas avanzadas -los quants que diseñan modelos computacionales y los gestores de riesgo que calculan niveles de riesgo-. Los profesionales que generan negocio (traders, marketers) no necesitan dominar el cálculo estocástico ni ser capaces de diseñar software.

2) Son 'armas financieras de destrucción masiva': generan muchos más beneficios que perjuicios. Gracias a los derivados, las empresas y los Gobiernos pueden cubrir sus riesgos de forma eficiente, y los inversores tienen acceso a un gran abanico de posibilidades.

3) Es necesario un doctorado para trabajar en derivados: ese título sólo es necesario si uno quiere ser un quant. De hecho, un doctorado -sobre todo en Economía- puede convertirse en un obstáculo insalvable a la hora de obtener una posición como profesional del sector.

4) Los derivados son 'instrumentos del diablo': de hecho, se podría argumentar lo contrario y decir que los derivados son un 'regalo divino'. Por ejemplo, gracias a los derivados ahora es posible que países pobres como Etiopía o Mali eviten las consecuencias económicas y sociales negativas -incluidos miles de muertos- de las sequías.

5) Los derivados generan caos en los mercados subyacentes: es cierto que en ocasiones los mercados cash sufren turbulencias directamente a raíz de actividades en los mercados de derivados, pero esos problemas no se pueden comparar con las turbulencias causadas por fenómenos en los propios mercados subyacentes. Los impagos en las hipotecas y en los bonos high-yield, las bancarrotas de los Gobiernos o las burbujas en torno a fenómenos como Pets.com son los desarrollos que generan verdadera volatilidad.

6) Los profesionales de derivados son 'empollones sin novias': sin comentarios.

7) Los derivados son sólo para hombres: muchas mujeres pueblan los trading floors y al menos dos submercados de derivados fueron impulsados por una mujer.

8) Son un nicho especializado: los derivados son el mercado financiero más grande y posiblemente más importante, hoy en día no se puede hablar de finanzas sin hablar de derivados.

9) Los profesionales de derivados no son tan sofisticados como los profesionales de banca corporativa y fusiones & adquisiciones: desde hace tiempo, los profesionales de derivados son los mejor pagados en los bancos de inversión, por no hablar de los gerentes y traders de los hedge funds, algunos de los cuales ganan más de 1.000 millones euros al año. Además de estar muy bien retribuidos, los profesionales de derivados -en general- trabajan en productos y operaciones mucho más complejas.

10) Los profesionales de derivados son 'genios brillantes': algunos lo son, pero no es un requisito imprescindible. Al contrario que en muchas otras profesiones, en el mundo de los derivados es fácil encontrar auténticos genios capaces de crear soluciones revolucionarias y de gran complejidad. Y, al igual que en muchas otras profesiones, en el mundo de los derivados también es muy fácil encontrar personas mediocres que simplemente sobreviven en sus puestos rodeados de un insultante anonimato.

Pablo Triana. Director del Centro de Finanzas Avanzadas del Instituto de Empresa

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