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Columna
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La locura de estos Presupuestos

De acuerdo con el procedimiento establecido por la Ley General de Estabilidad Presupuestaria, el Gobierno acordó el techo de gasto para el Presupuesto de 2008, que fue sometido a la aprobación del Parlamento. Desde mayo de este año, en que se hicieron las previsiones de crecimiento de la economía que habrían de servir de base para elaborar el Presupuesto 2008, las perspectivas macroeconómicas han cambiado fuertemente a nivel mundial a consecuencia de la crisis financiera originada en Estados Unidos por el estallido en el mercado de hipotecas de riesgo.

Aunque hasta ahora el efecto directo de tal acontecimiento en la economía española ha sido pequeño, sin embargo tal hecho, unido al endurecimiento de la financiación crediticia a nivel mundial, afectará especialmente a España ya que su necesidad de financiación exterior es de las más elevadas del mundo. En 2006 no sobrepasó el 8% del PIB y su posición de endeudamiento acumulado alcanzó a 31 de diciembre del pasado año casi los dos billones de euros, prácticamente el doble del PIB, que en términos relativos es el más alto del mundo, lo que hace temer que se produzca un contagio al sector de la economía real, como ya está sucediendo.

La OCDE, antes de la crisis hipotecaria, había previsto que nuestro crecimiento para el próximo año no sobrepasaría el 2,7% en términos reales. La fuerte integración financiera de la economía española con el exterior hará que la crisis de liquidez afecte a nuestra economía con gran intensidad, que dará lugar a que nuestro crecimiento no sobrepase el próximo año el 2,5%. Ante tal situación creo que el Gobierno debería haber rebajado el techo de gasto de 2008, ya que los ingresos van a tener una gran reducción a consecuencia de la fuerte caída de la actividad económica.

El Gobierno debería haber rebajado el techo de gasto, ya que los ingresos van a tener una gran reducción por la caída de la actividad

Sin embargo, el vicepresidente económico del Gobierno, ante las presiones de los nacionalistas y de otros ministros del Gobierno, ha cedido y ha mantenido el techo de gasto aprobado en mayo de este año, que supone un aumento del 6,7% sobre el de 2007, muy por encima del crecimiento nominal que las organizaciones internacionales prevén para el producto interior bruto de España.

Según información aparecida en los medios de comunicación, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros varios periodistas preguntaron al ministro Pedro Solbes cómo era posible que después de que el Gobierno lleve varias semanas anunciando nuevas medidas que suponen un importante incremento del gasto, se mantenga el mismo techo de gasto que aprobó el Parlamento en mayo, a lo que contestó que cuando se calcularon los ingresos para el próximo año se descontaron 2.500 millones para hacer algunas cosas, alguna rebaja fiscal.

Si esto es cierto, el asunto es muy grave, pues se vulnera el principio de transparencia recogido tanto en la Ley General de Estabilidad Presupuestaria como en la Ley General Presupuestaria, haciendo dudar de la credibilidad de los Presupuestos para 2008. Y esta falta de credibilidad no es la mejor manera para hacer frente a las turbulencias financieras y a la crisis que está llamando a la puerta, pues la sociedad no aceptará las medidas de ajuste necesarias para combatir la crisis, cuando el Presupuesto aprobado por el Gobierno se está presentando de manera triunfalista bajo el lema de aquí no pasa nada y todo va bien.

El Gobierno estima que el superávit de las cuentas públicas, que será del orden del 1,8% del PIB para el presente año, caerá al 1,1% en 2008, lo que supone una pérdida de capacidad de financiación del 0,7% del PIB, precisamente en el año que se espera una fuerte restricción financiera en los mercados, que hubiera hecho necesario un aumento de la capacidad de financiación de las Administraciones públicas para inyectar liquidez en los mercados financieros.

Más de la mitad del superávit previsto por el Gobierno para 2008 proviene de la Seguridad Social, debido al momento dulce de la demografía, ya que la tasa de crecimiento de los jubilados es muy baja, pues están pasando al retiro los nacidos en la Guerra Civil y años posteriores, periodo en el que la tasa de natalidad fue bajísima. Si la contabilización de las pensiones contributivas se efectuara con el criterio del devengo y no del de caja, la Seguridad Social tendría un déficit impresionante.

Para el Estado se prevé una capacidad de financiación del 0,3% del PIB, consecuencia del elevado crecimiento previsto para el PIB, fuera de toda realidad. A finales de 2008, cuando finalice la ejecución del Presupuesto y se efectúen los ajustes derivados del pase de contabilidad pública a contabilidad nacional, el déficit aparecerá de nuevo y la realidad de los hechos económicos se impondrá al ilusionista.

No puedo terminar este artículo sin poner de manifiesto la falta de equidad que ha presidido la elaboración del Presupuesto 2008, el espectáculo que se ha ofrecido a los ciudadanos a consecuencia del mercadeo con los partidos nacionalistas y el incumplimiento del número 1 del artículo 103 de la Constitución, que establece que 'la Administración pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia… con sometimiento pleno a la ley y al Derecho'. La utilización del Presupuesto de forma electoralista es incompatible con el citado mandato constitucional.

José Barea. Catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Madrid

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