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Secretos de despacho

Las ventanas de Accenture

A Vicente Moreno le gusta asomarse a la realidad cotidiana y sentir al equipo

A pesar de su seria apariencia, Vicente Moreno tiene un punto simpático. Cae bien. Al presidente de la consultora Accenture le agrada estar rodeado de gente. No le gusta la soledad del despacho y le encanta trabajar con los demás, 'con la consistencia de lo que quiere hacer uno y lo que no quiere hacer, teniendo en cuenta el modelo que se quiere tener'. Todo esto, advierte Moreno, madrileño de 47 años, ha de ser compatible con el proyecto personal. Y en esa cuerda, buscando ese permanente equilibrio, es donde se mueve este ejecutivo, que busca en los detalles el abrigo sentimental que necesita para desarrollar sus responsabilidades.

En la pared de su despacho, de generosos ventanales sobre la zona financiera madrileña de Azca, ha colgado la carta que envió a los socios cuando le nombraron consejero delegado. No la tiene expuesta por vanidad. Asegura que lo importante de ese escrito es la declaración de intenciones que realizó en ese momento, en febrero de 2005, y los objetivos para el equipo. 'Es como la carta que guardaban los reyes con las leyes que tenían que cumplir. Cuando no sé qué hacer, lo consulto y lo recuerdo a los demás. Es útil'. Esa misiva se envía a todos los socios que se van incorporando a la firma. Y van 234.

Pero lo que de verdad le da calor son las fotografía de su familia. En una de ellas, sus tres hijos son pequeños. Otro retrato muestra a toda la familia las pasadas Navidades. 'Es una manera de tener muy presente a la familia y comprobar cómo pasa el tiempo'.

Y es a los suyos a quienes Moreno quiere tener siempre en la memoria. Muchas veces no lo consigue, afanado como está en las múltiples tareas que acarrea su puesto de presidente de una de las consultoras de mayor prestigio. 'Valoro mucho la generosidad de mi familia y siempre busco un momento para verlos a todos. Es necesario buscar tiempo para compatibilizar toda tu vida profesional, familiar y personal'. En este último apartado incluye sus aficiones musicales, que le hacen tan feliz. Estudia violonchelo, 'y eso me resta tiempo para mi familia, pero espero que algún día puedan disfrutar de todo esto'. La afición por la música es compartida por toda la familia, así que Moreno confía en poder reunir algún día todo ese talento musical.

Cuando está en su despacho le gusta mirar por la ventana. Es una manera de evadirse, a través de los cristales, del silencio de la estancia en la que transcurre su jornada laboral. 'Mirar lo que pasa en la calle es una manera de entender lo que ocurre en el mundo. Todo nos influye y lo necesitamos para saber por dónde tenemos que ir en el futuro'. Vicente Moreno asegura que su puerta siempre la tiene abierta. Es más que un gesto, una invitación a que la gente entre al despacho y sepa que su primer ejecutivo está dispuesto a escucharle. 'Va también en línea con la idea de que aquí todos trabajamos en equipo. A mí me sirve también para entender qué ocurre en la empresa', afirma.

Es ordenado, aunque asegura que menos de lo que le gustaría. No se le puede contradecir. La mesa de trabajo está impecable. No hay ningún papel descolocado ni nada fuera de su lugar. Estudió Ingeniería Naval, una profesión que le ayuda a predefinir cómo se deberían realizar las cosas. 'Los españoles somos muy apasionados con todo lo que hacemos. Hay que ser predecible, más que por un orden lógico, porque es el camino que permite llegar a un acuerdo con las personas'. Se define como una persona de consenso, a la que le gusta llegar a pactos. Es una manera de involucrar a los que trabajan a su vera.

Su trayectoria ha discurrido principalmente en el sector de los servicios financieros, 'haber trabajado en otras industrias me ha servido para conocer otras sensibilidades internas de las personas'. Dice que de todos los oficios se aprende, pero el secreto está en separar lo importante de lo urgente. 'Soy un policía de tráfico de los acontecimientos que suceden en la empresa. Cuando no se sabe qué decisión tomar, se recurre a los principios de la compañía, y siempre se suele encontrar la solución'.

Su diafragma heptafónico

Tiene la virtud de explicar las cosas desde el principio. Sin dar por hecho nada. Cuenta que si algo le gusta de su despacho son dos cuadros, obra del artista Cruz Novillo. La historia de la obra de arte la relata Moreno: 'El año pasado, en una reunión de socios, decidimos que queríamos plasmar de manera gráfica el tipo de compañía que íbamos a ser en el futuro. Le pedimos al artista que hiciera un retrato de la empresa. Trabajamos con él en la definición de la organización'.Accenture se resumió en siete términos: talento, diversidad, inspiración, equipo, compromiso, creación y rendimiento. 'Con esas palabras cogió siete colores y creó un diafragma heptafónico'. El original cubre la enorme pared del recibidor de la compañía. Moreno guarda una reproducción en su despacho. Pero, además, cada socio tiene su propia versión de la obra. 'Siendo estas siete palabras iguales para todos, cada socio es diferente y tenemos permutaciones de colores distintas'. Cada tonalidad corresponde a una nota musical, que a su vez se ha grabado en disco compacto que reúne todas las secuencias de los socios. Todos juntos componen una sinfonía.

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