Apagar el fuego con gasolina
Miguel Rodríguez
Parece que, después de todo, la rebaja de tipos que acometió el martes la Reserva Federal no estaba tan descontada. Hacía cinco años que los mercados no asistían a un recorte de tasas de una cuantía similar, 50 puntos básicos, y entonces Bolsas y economías atravesaban momentos oscuros después de años de excesos derivados de la fiebre puntocom.
Los mercados han respondido con tanta intensidad en su subida como la rebaja que ha acometido la Fed y, por un momento, los inversores han olvidado los riesgos que hasta hace unas jornadas pendían sobre el sistema financiero.
Dice la Reserva Federal, en el comunicado emitido el martes, que la rebaja de tipos trata de anticiparse a algunos de los efectos adversos que sobre la economía podrían tener las turbulencias de los mercados financieros. Los inversores han acogido la decisión de la Fed con euforia y se han lanzado a la caza de gangas, a por aquellas compañías que han sufrido el castigo más severo.
Pero la decisión de la Fed debería hacer aflorar algunas dudas. Como por ejemplo, si una rebaja de medio punto es señal de que la Reserva Federal observa que las cosas están peor de lo que parece. O si la rebaja del precio del dinero no va a fomentar de nuevo una espiral de endeudamiento como la que ha generado la crisis de liquidez.
En los últimos días se ha planteado el debate en Estados Unidos sobre si es moral que la Fed salga al rescate de especuladores y temerarios. No es desde luego la opinión de Bernanke, pero el presidente de la autoridad monetaria ha tenido que enfrentarse al dilema de dejar a su suerte a los culpables de la crisis o intervenir para evitar daños mayores a la economía.
A la vista está que ha optado por lo segundo, por poner la venda antes de que la hemorragia requiera puntos de sutura. Pero, de nuevo, lo que ha hecho Bernanke es combatir las consecuencias con las causas, o lo que es lo mismo, intentar apagar el fuego con gasolina. Porque una de las razones que explican la exuberancia crediticia que está estallando en las manos del sector bancario es la política de tipos bajos que mantuvo Alan Greenspan al final de su mandato. Paradójicamente, se están combatiendo las consecuencias de las rebajas de tipos con nuevas rebajas de tipos.