Confianza y responsabilidad
El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, subrayó ayer en el Congreso su mensaje de tranquilidad a los mercados e intentó insuflar confianza a inversores y consumidores. Y en buena parte lo consiguió. Su mensaje fue, como cabía esperar, mesurado y realista. Pocas horas después, la Reserva Federal de EE UU (Fed) dio una señal mucho más contundente y bajó medio punto los tipos de interés, hasta el 4,75%. Ben Bernanke, el homólogo de Fernández Ordóñez en la Fed, reconocía así que la economía de EE UU puede estar tocada. Y esa era precisamente una de las incertidumbres señaladas por Fernández Ordóñez para evaluar el impacto de la tormenta financiera.
El parqué madrileño acogió bien las palabras de Fernández Ordóñez y el Ibex, que arrancó el día con fuertes caídas, cerró con una ganancia del 2,52%, la mayor subida en un año. Igualmente, Wall Street reaccionó con alegría a la decisión de la Fed, que recibió como un balón de oxígeno, y los índices se dispararon, a la vez que el euro marcaba su récord histórico respecto al dólar.
El gobernador del Banco de España recalcó que el sistema financiero español ha resistido bien las turbulencias provocadas por la crisis hipotecaria de EE UU. Elevados niveles de rentabilidad, confortables niveles de solvencia y una amplia cobertura de créditos morosos han mantenido al sistema financiero español alejado de los riesgos llegados desde el otro lado del Atlántico. Eso explica que tan sólo 60 millones de euros podrían estar comprometidos en España por la crisis subprime. Lejos, por ejemplo, de los 1.700 de la banca italiana.
Fernández Ordóñez subrayó una vez más el buen hacer de la banca española, pero a la vez pidió mayor transparencia en el sistema para restaurar la deseada confianza. En esta tormenta financiera la opacidad está jugando un peligroso papel, que impide conocer su alcance real. Así lo reconoció el gobernador del Banco de España a la vez que instaba al sistema financiero a que continúe primando la prudencia. Una responsabilidad, en suma, que se hecha de menos en algunas -aún no se sabe cuántas ni cuáles- entidades estadounidenses.
La Reserva Federal de EE UU apuntó ayer que el crecimiento de la economía del primer semestre fue moderado y, lo que es peor, que el endurecimiento de las condiciones crediticias puede ahondar en la herida. De ahí, la cura profunda aplicada por Bernanke.
De no corregirse el rumbo de la economía estadounidense, el efecto sobre la economía mundial y, por ende, la española podría ser peor de lo previsto. De momento, los datos que maneja el Banco de España no alarman: apuntan a una desaceleración de la construcción inmobiliaria que se vería compensada con la civil y la no residencial, y a una moderación de la demanda interna. Ambos aspectos, lejos de preocupar al gobernador, son deseables para él si se reequilibra el crecimiento y se mejoran las exportaciones. Pero la atonía de EE UU puede ser una losa para el sector exterior. En este contexto, cabe exigir responsabilidad y prudencia a los agentes políticos y económicos para que la confianza vuelva a los mercados y a los consumidores.