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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Ni calma chicha ni aguas turbulentas

CINCO DÍAS

La vocación navegante de Portugal llevó el viernes la reunión semestral del Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro) a bordo de un crucero por el río Duero que partió desde los muelles de Oporto. Los ministros aprovecharon el trayecto entre riberas de viñedos para pactar el mensaje de calma a los mercados financieros que deberían lanzar en cuanto atracase el navío. A pesar de la respuesta concertada entre el Eurogrupo y el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, que asistió como siempre a la reunión, las principales Bolsas del mundo se pasaron el día bajando y barruntando otra semana, como mínimo, de inquietud.

El nerviosismo es la peor receta en estos momentos, y aunque probablemente la situación no es la calma chicha que describe el Eurogrupo tampoco parece que estemos ante el ciclón que temen algunos operadores. La zona euro, según repitieron ayer sus principales responsables económicos y monetarios, parece preparada para resistir este año y el que viene, con crecimientos superiores al 2%. Eso no es suficiente para sostener la economía mundial, pero no hay que olvidar que, al menos de momento, ninguno de los grandes actores del planeta (EE UU, Japón o China) han sucumbido a los efectos de la tormenta.

El propio Jean-Claude Trichet se aferra a la impresión de que simplemente se está produciendo una 'corrección de los mercados' con 'episodios de enorme volatilidad'. Otro de los asistentes a la cita de Oporto, el comisario de Mercado Interior, Charlie McCreevy, resumía la situación en que 'el capitalismo es así'.

Lo que sí puede considerarse ya como seguro es que habrá efecto sobre la economía real europea de la crisis de liquidez y que las previsiones de crecimiento han tenido que recortarse. El encarecimiento del crédito en el mercado es un hecho, pese a que el BCE haya retrasado nuevas subidas de tipos de interés hasta que considere que las circunstancias lo permiten. Los movimientos que haga EE UU en su política monetaria, tradicionalmente más dinámica que la europea para atizar la actividad económica, marcarán el devenir de la economía mundial. Pero Europa debe estar alerta y conjugar disciplina monetaria con el justo precio cambiario, ya que la fortaleza de las exportaciones, pilar indiscutible del crecimiento, puede tambalearse por una política monetaria demasiado exigente.

Mientras las aguas vuelven al cauce natural, los mercados están ajustando los precios de los activos, descontando unas expectativas en muchos casos diseñadas en la penumbra, ya que no se conoce aún la cuota de riesgo importado desde EE UU por el sistema bancario, aunque han sonado alarmas en algunos episodios en Reino Unido.

El hecho de haber tenido un mercado inmobiliario muy pujante le adjudica de antemano a España un riesgo en el medio plazo. Tal circunstancia ha recortado el precio en la Bolsa de bancos, constructoras e inmobiliarias hasta niveles que parecen alejados del auténtico valor de estas empresas. El mercado necesita recuperar la confianza, y a ello deben contribuir los resultados que ofrezcan las sociedades en los próximos meses. Si los fundamentales siguen siendo sólidos, las cotizaciones lo reflejarán.

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