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Antonio Pérez y José Millaruelo

'El cambio inmobiliario nos afectará poco'

Cajamar refuerza su posición como primera cooperativa española al fusionarse con la Rural del Duero. Los directivos creen que ganar tamaño es la única vía posible para su sector

Si no culebrón, por lo menos culebrilla informativa del verano. Así se puede definir la unión de Cajamar y la Caja Rural del Duero. La operación, anunciada el pasado 19 de julio, ha topado con la oposición de las restantes rurales. Los implicados en la fusión explican su visión del proceso.

Ustedes intentaron unirse en 2005 y fracasaron. ¿Qué ha cambiado ahora para que hayan tenido éxito?

Antonio Pérez. Es una cuestión de oportunidad. Las circunstancias cambian. La otra vez la Junta de Castilla y León creyó posible integrar las cooperativas de la región. Eso no llegó a fructificar y por eso hemos retomado nuestro proyecto. Como ya teníamos fijadas las bases, hemos ido rápido.

Valladolid será la sede de su división norte. ¿Qué planes tienen para esta zona de España?

José Millaruelo. En los próximos dos años prevemos establecer oficinas en Cantabria, Asturias y Galicia, además de completar la red en Castilla y León.

¿Creen que podrán mantener su fuerte ritmo de aperturas (tienen cerca de 900 oficinas) en el nuevo contexto de ralentización inmobiliaria? ¿Tienen problemas para lograr financiación?

AP. El cambio de ciclo puede afectarnos en algunas zonas pero nuestra exposición al sector inmobiliario no es exagerada. En modo alguno nos va a afectar mucho. No prevemos una desaceleración de nuestro plan de expansión, que se produce con seguridad. Crecer por crecer no es ningún objetivo.

¿Qué efectos tendrá la fusión de las dos entidades para los empleados?

AP. No hay solapamiento de oficinas, así que ahí no hay problema. Si acaso habrá alguna redundancia en servicios centrales, pero se crearán nuevos puestos.

JM. La plantilla es bastante joven, así que no habrá prejubilaciones. Podrá reubicarse a la gente.

Su fusión ha generado la fuerte oposición de la Asociación Española de Cajas Rurales (AECR). ¿Temen que las medidas legales interpuestas impidan su proyecto?

JM. La AECR debe entender que esto es una llamada de atención y dar libertad a sus miembros. Las acciones legales quizá no den el resultado deseado contra nuestra unión y provoquen efectos colaterales en el seno del Grupo Caja Rural. No tenemos temor ninguno.

¿Creen que el revuelo mediático desatado por su fusión les ha perjudicado?

JM. Al contrario. Ha servido para reafirmar la participación de los socios de la Caja Rural del Duero en el proceso electoral. Todo se ha desarrollado con transparencia.

Por sus dimensiones, Cajamar es una excepción entre las cooperativas de crédito. ¿Consideran el sector viable con su disposición actual en el panorama financiero español?

AP. El sistema es válido y viable, pero las cajas deben crecer en el ámbito de su competencia.

JM. Las demás rurales deben analizar si las medidas que están adoptando son las convenientes para afrontar el futuro. Las cooperativas de crédito pueden existir, pero a lo mejor quedan una o dos. El futuro viene por cómo se gestiona el negocio.

Readmitido el implicado en la 'operación Malaya'

Cajamar ha readmitido a su empleado involucrado en la operación Malaya. El antiguo responsable de la oficina de la Calle del Trapiche de Marbella figura entre los encausados en el proceso, iniciado para poner fin a la corrupción rampante que imperaba en ese municipio.'Existían unas transferencias raras y se involucró al empleado, pero no se ha hecho ninguna advertencia a la caja. El director de la sucursal cometió el error de no avisar al Banco de España de estas operaciones', indica Antonio Pérez.Después de una investigación interna, la entidad ha decidido readmitir y ubicar en otro cargo a este trabajador, que se encontraba suspendido de empleo y sueldo. Aún así, Cajamar está a la espera del dictamen judicial.

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