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Pequeños gigantes: Pikolín

Pikolín, la marca en la que nacen los sueños

Desde el modesto taller en Zaragoza creado en 1948 a la mayor fábrica de descanso en Europa, Pikolin se ha erigido como líder del sector tras adquirir la francesa Epeda

El gigante que hoy es el grupo Pikolin nació en 1948 como una modestísima fábrica de camas, en el barrio zaragozano del Arrabal. Los primeros años se ganaron a pulso el calificativo de heroicos. En realidad, lo único que le sobraba a aquel joven emprendedor llamado Alfonso Soláns Serrano era la decisión y el optimismo. Porque no había ni grupos financieros ni capital suficiente ni créditos especiales ni subvención oficial ni patentes que respaldaran el incipiente negocio.

Pero, a pesar de la inicial escasez de recursos, la empresa nació con una decidida vocación de liderazgo. Algo que era verdaderamente difícil de imaginar cuando se trabajaba de noche en tiempos de restricciones eléctricas o se pedía permiso a la parroquia para trabajar en domingo. Eso sí, a cambio de que se dejara el tiempo necesario para que los trabajadores asistieran a misa.

Si económicamente eran duros aquellos años de posguerra, no lo era menos la propia fabricación de camas de latón. Los trabajadores debían recoger a mano los tubos de la fragua y cualquier descuido se pagaba con quemazones en la piel. También el frío hacía de las suyas. En 1956, temperaturas de hasta 12 grados bajo cero debieron soportarse con calor humano en la fábrica y con tres estufas en las oficinas. Pero, pesar de las dificultades, la sintonía entre empresa y trabajadores ha mantenido la paz laboral en Pikolin. A mediados de la década de los cincuenta se inicia la producción de camas de acero niqueladas y cromadas y los somieres-cama plegables. El crecimiento obliga a la empresa a buscar nuevas instalaciones y, en 1954, ocupa los números 13 y 15 de la calle Puente del Pilar.

En 1959, el fundador de la empresa registra la marca Pikolin. Es un nombre gráfico para publicitar los colchones de muelles. El esfuerzo para popularizar una marca nueva es enorme. A mediados de los sesenta, el eslogan 'A mi plin, yo duermo en Pikolin' hace fortuna. La frase surge del comentario realizado por un empleado de la gasolinera donde Alfonso Soláns acudía regularmente. Pronto llegará al gran público a través de los medios de comunicación, y el lanzamiento del muelle Springwall y el primer somier de láminas de madera (el famoso guardaespaldas) serán grandes beneficiarios.

El auge de la empresa hace buena la frase que Alfonso Soláns padre gustaba pronunciar: 'El hombre no tiene más límites en su trabajo que los que se quiera marcar'. Basada en esta premisa, Pikolin sorprende con nuevos productos que revolucionan el mundo del descanso. Tras Normablock, nace el primer bloque de muelles con refuerzo lumbar en 1985. Siete años después llegaría el Fibermaster, un somier con láminas de fibras de vidrio y carbono, del que obtienen la patente internacional para su desarrollo exclusivo.

En 1975, el fundador de la empresa lanza un mensaje que auguraba la expansión de Pikolin. 'Tenemos que estar donde no estamos y llegar donde aún no hemos llegado'. Así que, en 1988, inicia la expansión internacional con la creación de Pikolin Lusitania, la filial portuguesa respaldada por plataformas logísticas en Lisboa y Oporto.

A partir de 1990, Pikolin emprende una estrategia multimarca para ampliar su oferta. Aparecen en el mercado enseñas como Sunlay, que cubre la gama baja, en tanto que Bultex, Lattoflex y Swissflex se especializan en gama alta. A ellas se añadirá, en 2006, la Dunlopillo-Mediterránea, fruto de las crecientes adquisiciones.

El fundador de la empresa fallece en 1996, en plena expansión. Será su único hijo, Alfonso Soláns Soláns, quien dé el gran salto tras adquirir en 2001 Epeda, líder del descanso en Francia, junto a su segunda marca, Merinos, y la filial francesa de Bultex. 'La operación supuso incorporar un grupo con una facturación de 140 millones y al que, a nivel interno, conocíamos como el Pikolin francés', señala Soláns.

Datos básicos

Liderazgo.Pikolin ha sabido recorrer, en tan sólo dos generaciones familiares, el camino que va desde un modestísimo taller a la mayor fábrica de artículos de descanso de Europa. El grupo, que en 2002, desbancó al líder tradicional del sector, Flex, alcanzó el año pasado una facturación de 300 millones de euros. En la empresa trabajan unos 2.300 trabajadores.Expansión.La apertura de Pikolin Lusitania y la compra del líder galo Epeda han llevado a la empresa a una cuota de mercado del 23% en Portugal y del 27% en Francia, muy cerca ya del 33% de que disfruta en España. Las exportaciones están particularmente vinculadas a la implantación de cadenas hoteleras en el exterior, ya que los hoteles son algunos de sus principales clientes.SolidaridadEl sentido práctico que Pikolin imprimió desde el principio a su actividad empresarial se traslada también a su compromiso social. La empresa ha lanzado el Colchón Solidario, un producto de última generación en la tecnología del descanso, que destina una parte de los beneficios obtenidos con la venta de este producto a la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Como imagen de su campaña solidaria, el grupo ha elegido a la periodista y presentadora Sonsoles Suárez, un ejemplo de lucha y superación de la enfermedad.

Referente tecnológico en el descanso

Aunque sus orígenes fueron muy modestos y los recursos escasos, la empresa tuvo siempre claro que su futuro pasaba por la diferenciación tecnológica y la calidad de producto. En su último ejercicio, Pikolin destinó seis millones a la potenciación de su departamento de investigación, desarrollo e innovación, que sigue siendo todo un referente en el ámbito empresarial.Fue la primera del sector en conseguir la Certificación Aenor ISO 9002 (actualmente 9001) y en el desarrollo de productos innovadores, avalados con patentes internacionales. Entre ellos destacan los populares Guardaespaldas, Normablock, NormActive… o el DecoBox, este último, un canapé abatible de desarrollo exclusivo con carcasa de ABS, formado por resinas inyectadas.Alfonso Soláns señala que 'la diferenciación tecnológica ha sido proporcional a las posibilidades de cada momento, pero siempre la convertimos en nuestro principal objetivo'.La empresa ha sido pionera también en la aplicación de la logística en 1993. La creación de un área específica permitió orientar esta técnica, desde el primer momento, a la mejora del servicio, reduciendo los costes de distribución. 'Esto constituyó una verdadera innovación', dice Soláns, 'porque la logística estaba entonces muy poco desarrollada en España'.Gracias a la tecnología y a unos precios asequibles a todo tipo de bolsillos, Pikolin triunfó.

Dos generaciones para crear un gigante

Si los gigantes de la leyenda eran capaces de recorrer grandes distancias en dos zancadas, Pikolin lo ha conseguido en sólo dos generaciones. Del taller de colchonería de apenas 500 metros abierto en 1948 en el Arrabal de Zaragoza, se ha pasado a los 180.000 metros cuadrados ocupados por la mayor fábrica de artículos de descanso de Europa. El primero fue creado por Alfonso Soláns Serrano y al frente de la segunda se encuentra su único hijo, Alfonso Soláns Soláns.La estructura familiar del negocio permanece, cuando ya se prepara la llegada de la tercera generación. Pikolin es actualmente un grupo capaz de ofrecer una amplia gama de artículos relacionados con el descanso que, además, de ser complementarios entre sí, cubren todos los segmentos de precio, con el fin de adaptarse a cualquier economía. Desde el súper económico Sunlay, que cuesta 90 euros en medida de cama de matrimonio, hasta los 12.000 euros que cuesta el equipo completo del exquisito Swissflex.Esta variadísima oferta y una excelente red de distribución han posibilitado que la empresa disfrute de un crecimiento acumulado del 60% en los últimos seis años. Las perspectivas son inmejorables para el futuro según las cifras.

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