Montoto hilvana su sueño de líder textil
Cada día, Fidel Montoto acude a la fábrica que fundó hace ahora 51 años. Llega a las once de la mañana, saluda a sus trabajadores y comprueba que las máquinas funcionan a pleno rendimiento. Todo normal, si no fuera porque este gallego ya ha cumplido los 84 años; sus hijos son quienes controlan ahora que todo esté 'a punto' en Montoto, la empresa que creó en 1956. A pesar de ello, el fundador no quiere desligarse de la compañía que ha sido su vida, 'se preocupa por todo', afirma su nieta Miriam Montoto, actual directora de ventas, 'e incluso nos regaña si dejamos la luz encendida'.
La compañía va ya por la tercera generación, aunque sigue siendo la segunda la que lidera el proyecto desde 1985, con José Manuel Montoto a la cabeza, Dolores Montoto como responsable de gerencia y Antonio Montoto como director de operaciones. Bajo la sombra de todos ellos se encuentra el director financiero, Nicolás J. López González, un ejecutivo con 22 años en la empresa, que ellos mismos califican 'como de la familia'.
Porque a pesar de su tamaño y de liderar hoy la fabricación del punto en España, Montoto mantiene su carácter familiar y sus raíces gallegas. Nacida en Lalín, un pueblecito pontevedrés más próximo a Santiago de Compostela y a Lugo que a la capital de su provincia, la empresa decidió en 2005 seguir apostando por la zona, invirtiendo un total de 20 millones de euros en unas instalaciones que ocupan 17.600 metros cuadrados del polígono industrial de Lalín. Gracias a esto, el valle ha conseguido convertirse en un epicentro de la industria textil nacional, desbancando a su gran competidor, Cataluña.
El mérito es increíble, sobre todo teniendo en cuenta que cuando nació Montoto, en Galicia no había nada, ni mucho menos hilatura. 'El hilo había que comprarlo en Barcelona o en Igualada, y la mercancía llegaba un mes después de pedirla', explica Fidel Montoto. 'Ahora, sin embargo', matiza el director financiero, López González, 'lo pides hoy y mañana está en fábrica'.
Todo ha sido una auténtica transformación. 'Al principio había que confeccionar todas las prendas, las máquinas hacían las partes y luego se cosían', señala Miriam Montoto, 'pero actualmente existen máquinas integrales, que hacen todo el modelo, sin necesidad de confeccionar'. Cada máquina de este tipo cuesta un total de 195.000 euros y provienen principalmente del mercado alemán, aunque no todas las referencias pueden hacerse con este tipo de máquinas.
De hecho, parte de las instalaciones más antiguas y que necesitan mayor mano de obra se han trasladado a Bulgaria. El año pasado, José Manuel Montoto invirtió tres millones de euros en una textil búlgara que emplea a 160 trabajadores. También cuenta con un pequeño centro de producción en Marruecos, con unos 70 empleados.
Boxley y Mogart, últimas enseñas
Todo este entramado se encarga de producir para sus principales clientes, pero en Montoto también cuentan con sus marcas propias, entre las que destaca la línea Montoto, junto a las dos más juveniles de Boxley y Mogart. Estas enseñas son distribuidas no sólo a los grandes centros comerciales, como El Corte Inglés, sino a una red de 4.500 de pequeños puntos de venta repartidos por España. 'Esta cartera de clientes llegó tras adquirir la compañía Ignacio Carrer, líder en la distribución multimarca', explica Nicolás J. López.
Esta empresa catalana presentó suspensión de pagos, y en 2004, Montoto aprovechó la oportunidad pagando un canon por las marcas Boxley y Mogart e integrando a su equipo de diseñadores y comerciales. Montoto se abre al futuro ahora con nuevo reto: la apertura de tiendas propias. Su directora de ventas, Miriam Montoto, parece dispuesta a recoger el guante, y quién sabe dónde pueda llegar.
Datos básicos
TecnologíaLa compañía cuenta con una estructura fabril de las más innovadoras del mercado europeo. Dispone de 150 máquinas, algunas de ellas integrales, que producen la prenda sin necesidad de confección posterior. Cada una de éstas ronda los 200.000 euros y genera unos 12 modelos al día.
FacturaciónEl pasado año, Montoto facturó unos 25 millones de euros. De esta cifra, el 20% proviene del extranjero, especialmente de las ventas en Francia, donde tienen diez representantes, México, Portugal, Arabia Saudí, Irlanda, Canadá, Chile, entre otros. Según el director financiero, Nicolás J. López, 'la fortaleza del euro ha provocado que sus ingresos en el extranjero hayan sido menores, porque las ventas han sido buenas', explica.PlantillaUnos 600 trabajadores en España, Bulgaria y Marruecos completan la plantilla del grupo Montoto. La mayoría pertenece a los alrededores de Lalín o son gallegos. En España, el grupo cuenta con un total de 350 empleados, a los que se suman los trabajadores de Bulgaria y de Marruecos. La empresa está muy concienciada de la importancia de la formación de sus empleados, y por eso son constantes los cursos 'in situ' de programación impartidos por alemanes y japoneses para mejorar el know how de la plantilla.
El fundador que viajó a París y Milán en un 'seiscientos'
Antes de emprender la aventura empresarial, Fidel Montoto trabajó en la mina, cuidando vacas y vendiendo caballos. 'En 1935 ya iba andando a Padrón y a Monforte con los caballos', relata el fundador de la mayor fábrica de punto en España.'Luego me casé y mi mujer, que tenía una prima en Redondela, me convenció para que compráramos una máquina de tejer', recuerda Fidel. Aquella vieja tricotosa que hoy franquea las nuevas instalaciones de la empresa cambió la vida de una familia 'sencilla, afable y muy trabajadora', dicen de ellos los vecinos de la zona.Esa máquina le costó a Fidel el precio de 12 vacas del momento, pero ante la insistencia de æpermil;lida Rodríguez, su mujer, él ni se lo pensó. Mientras ella iba diseñando las prendas, él las iba vendiendo por las ferias de Galicia.Su éxito residió en el servicio a la carta, hoy tan actual. Las personas le pedían el color, el modelo, y æpermil;lida las confeccionaba. Luego Fidel las volvía a llevar, y así hasta que en 1956 decide montar su empresa, a la que llama por su primer y segundo apellido: Montoto.Los comienzos fueron duros pero apasionantes. æpermil;lida se sacó el carné de conducir porque a Fidel le daba un poco de miedo y 'el avión era demasiado caro en esos momentos', señala Fidel, y en 1968 se marcharon en un Seat 600 a París y a Milán para fijarse en las últimas tendencias. 'No sabíamos ni una palabra de francés ni de italiano, pero nosotros mirábamos', asegura este maestro, 'luego compramos una máquina, y detrás de una máquina vino otra...'. Fidel Montoto jamás llegó a imaginar este pequeño imperio.
Clientes de la talla de El Corte Inglés o Lacoste
'Los primeros clientes que tuve siguen comprando', afirma el fundador de la compañía. El acierto para que esto ocurra consiste en 'ser formal y cumplidor', argumenta el director financiero. Entre sus primeros aliados empresariales estaban la desaparecida Galerías Preciados, El Corte Inglés -que todavía lo es- y Cortefiel. Por su parte, hay firmas, como Lacoste España, que fabrican el 80% de su género de punto en Montoto, y diseñadores, como Antonio Miró o Sybilla Niños, que envían sus patrones a Lalín para que allí sean confeccionados. El principal rasgo que durante tantos años ha definido a Montoto a la hora de producir reside en su calidad y cuidado por el detalle. Cada prenda es revisada minuciosamente antes de ser empaquetada. Quienes al principio denegaron los créditos a Fidel Montoto puede que ahora se estén dando contra la pared.