Economía con resortes

El dinamismo del PIB se atenúa, pero sus fuentes de crecimiento se reequilibran. Es el diagnóstico que hace el Banco de España en su informe sobre el segundo trimestre, para el que estima un crecimiento del 4%, tan sólo una décima por debajo del primer trimestre. Se pone así fin a una racha de cuatro años ininterrumpidos de aumento del PIB, la más larga de la historia económica reciente. No parece, sin embargo, que la lectura pueda ser muy negativa. Se trataría, más bien, de un ajuste gradual hacia un modelo más equilibrado en el que tiende a moderarse la demanda interna para dar más protagonismo al sector exterior, lo que ayudará a corregir el desequilibrio comercial. Pero quizá es pronto para cantar victoria. Los próximos trimestres serán claves para comprobar si la exportación y la industria toman efectivamente el relevo en una economía, como la española, mucho más importadora que exportadora y tan dependiente del ladrillo. Los datos de los últimos trimestres son alentadores. Hacen pensar que el cambio de estructura es posible y que la economía tiene suficientes resortes para mantener una razonable velocidad de crucero.