China se mantiene inalterable ante la crisis del mercado de deuda
El pasado 27 de febrero, las Bolsas chinas de desplomaron y ello encendió la señal de alarma en todo el mundo. Estados Unidos y Europa siguieron el ritmo que les marcaba el país asiático y retrocedieron. El Standard & Poor's perdió un 3,47%. China tiene la capacidad de atemorizar a todos los mercados, pero su Bolsa se mantiene impertérrita ante los miedos a que la crisis crediticia afecte aún más a la renta variable.
El Standard & Poor's suma ya dos meses en rojo. En junio perdió un 1,78% y en julio -mes que será recordado por la crisis de las hipotecas de alto riesgo subprime- cayó un 3,20%. Europa, como siempre atenta a lo que sucede al otro lado del Atlántico, replicó los parqués estadounidenses. El Dax cayó el pasado mes un 5,25%, su peor registro en más de un año. En Japón, el índice Nikkei perdió un 4,9%.
Mientras julio aparecía como el peor mes en la mayoría de Bolsas, en China, el índice de Shanghai Composite se revalorizó un 17,02%, su tercera mayor subida mensual desde 1999. El CSI 300, que aglutina los 300 mayores valores de Shanghai y Shenzhen subió un 18,50% en julio.
Los chinos no parecen darle la más mínima importancia a los reiterados avisos del presidente de la Reserva Federal de que el mercado bursátil del gigante asiático está sobrevalorado y de que es cuestión de tiempo que sufra una corrección más severa que la de febrero.
La Bolsa china se caracteriza por su escasa internacionalización y, por ello, es menos influenciable por factores exteriores. De hecho, el segmento A de la Bolsa de Shanghai -restringido a inversores minoristas- tiene una capitalización de 1,22 billones de euros. De éstos, sólo 7.500 millones corresponden a inversores extranjeros.
Leila Fernández, economista afincada en Pekín, explica que si bien la economía china se asemeja cada vez más a una de mercado, el poder del Estado aún es inmenso. 'Las empresas que están en Bolsa no son las más productivas, son las que quiere el Gobierno. La opacidad es la nota dominante'. dice.
Con todo, cada vez son más los chinos que deciden invertir en Bolsa. No es raro si tenemos en cuenta que el año pasado la Bolsa de Shanghai creció un 130%. El interés de por la inversión bursátil tiene un gran impacto en un país de 1.300 millones de personas y con una tasa de ahorro próxima al 40% según el Banco Mundial. Todo ello es fruto de un crecimiento sin parangón. En el segundo trimestre del año, el PIB subió un 11,9%. Es el propio Gobierno el que quiere poner coto a tanta liquidez. En los últimos quince meses, el Banco Central de China ha subido 15 veces los tipos de interés, que ahora están al 6,84%.
En su libro La segunda Revolución china, Eugenio Bregolat -que fuera embajador en Pekín durante ocho años- habla de los chinos como homos economicus y contrapone la experiencia de la economía de mercado en China y Rusia. No por casualidad, dice Bregolat, 'en España se dice trabajar como un chino y beber como un cosaco'.