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CincoSentidos

John Banville presta su prosa a la novela negra

El ganador del Booker publica 'El secreto de Christine'

Ganó el premio Booker 2005 con El mar contra todo pronóstico; sus posibilidades de ganar eran de siete a uno en las apuestas. Pero John Banville consiguió el prestigioso galardón literario dotado con 80.000 dólares, disfrutó al pensar que el premio iba a molestar a los que le odian y su contable ganó dinero porque apostó a su favor.

John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) es en palabras del crítico y novelista George Steiner, 'el escritor de lengua inglesa más inteligente, el estilista más elegante'. Con el favor de la crítica, el autor tomó el año pasado un nuevo rumbo: se transformó en Benjamin Black y escribió una novela negra, El secreto de Christine (Christine Falls), publicada en Alfaguara.

Georges Simenon tiene la culpa. 'Empecé a leerle hace tres o cuatro años, me sorprendió muchísimo lo que era capaz de hacer con un estilo muy sencillo y quise ver si yo era capaz de hacer algo así', comenta.

El secreto de Christine se desarrolla en el Dublín de los años 50. Quirke, un patólogo con sentido de culpabilidad tras la muerte de su esposa durante el parto, descubre una turbia trama de tráfico de bebés, enmascarada como obras de caridad de la Iglesia católica. A medida que avanza en la investigación, Quirke, que no tiene nombre de pila en un homenaje al personaje de Parker creado por Richard Stark, descubrirá terribles secretos de su propia familia de adopción.

Miserias de la humanidad que persisten en nuestros días. 'Se supone que es una novela realista. Creo que la vida real es así, la gente tiene secretos, ocultan crímenes, uno comete un pequeño error que crece y crece y se complica mucho al final'.

Recrear la atmósfera de las calles de Dublín de mediados de siglo, sus pubs llenos de humo, ha sido entretenido. 'Crecí en la década de los 50, fue divertido ver hasta que punto me acordaba de aquel tiempo', comenta.

Los personajes de las novelas de John Banville son complicados. 'Todos son partes de mí, igual que los personajes que aparecen en los sueños son uno mismo, aunque tengan otra apariencia'. Para Banville escribir novelas es muy similar al proceso de soñar. 'La mejor forma en que puedo describir el proceso de escribir una novela es si pienso en esos sueños enigmáticos, tan potentes que días después nos turban. Cuando despiertas se lo cuentas a la persona que desayuna a tu lado y le dices: voy a pasar los próximos dos o tres años siguientes escribiendo sobre este sueño con tal concentración y detalle que cuando lo leas vas a tener tu ese sueño'.

Banville no fue a la universidad, tenía prisa por marcharse de casa, pero recuerda que con 10 u 11 años leyó Dublineses y comprendió que la literatura podía tratar de la vida tal y como él la conocía. Con todo, no ha tomado la dirección de Joyce, sino la de Beckett y otros escritores que se sienten forasteros en la Tierra. Cuando echa la vista atrás se da cuenta de que a mediados de los 90 empezó a escribir de forma diferente. 'Cuando era joven, creía que controlaba todo lo que hacía, pero cuanto mayor me hago más cuenta me doy de que no sé lo que hago'.

Habrá dos novelas más de Benjamin Black y después, regresará John Banville.

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