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¿Compraría un apartamento a cinco metros de la orilla del mar?

Una intervención artística de denuncia del urbanismo salvaje en la costa atrae a compradores

Excelentes vistas, calidades inmejorables, en un entorno privilegiado, para disfrutar de la naturaleza, a sólo cinco metros del mar. Así reza el cartel que desde hace unos días se ha colocado en plena playa de Voramar, en Benicàssim, sobre la arena que normalmente ocupan sombrillas y toallas. A su alrededor, una valla con señales que apuntan al inminente inicio de una obra. La construcción de una torre de apartamentos de lujo. ¿Se trata del último escándalo urbanístico? No. En realidad es todo lo contrario. Lo que los bañistas y vecinos de Benicàssim han contemplado con asombro e indignación es una intervención artística de denuncia de la depredación inmobiliaria de la costa que ha realizado el valenciano Abraham Martínez, uno de los creadores que participan en el FIB Art, una de las actividades paralelas que organiza el Festival Internacional de Benicàssim (FIB), el evento musical que a finales de julio reúne a miles de jóvenes de toda Europa.

La intervención podría haber quedado en eso, una denuncia, de no ser porque desde que se instaló el cartel el teléfono que aparece en el anuncio ha recibido más de 40 llamadas de personas interesadas por adquirir alguna de las viviendas de ese edificio o alguno de los 'últimos áticos' que se ofertan. 'Sabíamos que esta intervención iba a crear una cierta polémica, era la intención, denunciar la situación de masificación urbanística de la costa, pero lo que quizá no esperábamos es que hubiera gente interesada en un proyecto que a todas luces es inviable', explica José Luis Paulet, comisario de las exposiciones del FIB Art.

En ese mismo sentido se expresa el autor de la obra. Abraham Martínez reconoce que el teléfono móvil que aparece en el anuncio se incluyó fundamentalmente para recibir las quejas o protestas de los que, como él, vieran en este tipo de construcciones un ataque al medio ambiente. 'Sin embargo, ese tipo de protestas se han canalizado a través del ayuntamiento, y en el móvil lo único que se reciben son llamadas de gente interesada en comprar un apartamento en una obra que es evidente ilegal', explica Martínez.

El artista, de 32 años, lleva tiempo denunciando, especialmente a través de trabajo fotográfico, 'las barbaridades urbanísticas y los pelotazos que a diario vemos en las noticias'. La opción de intervenir en un espacio público, como la playa de Benicàssim, que le dio el FIB, la ha aprovechado y le ha permitido dar mayor visibilidad a su denuncia. 'El hecho de que haya habido llamadas de potenciales compradores da que pensar, y nos hace comprender el porqué se producen estos pelotazos', explica Martínez. 'A todos nos gusta vivir en un espacio privilegiado y parece que la necesidad de proteger un lugar que es de todos, un bien común como es el medio ambiente no es suficiente para que la gente se replantee comprar su apartamento. Al final, si hay demanda, hay oferta', señala el autor, que ha aprovechado sus estudios de marketing para incrementar el impacto de su obra.

Una obra de denuncia que convive con las decenas de grúas de grandes actuaciones urbanísticas que, a simple vista, se distinguen en el litoral.

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