España, una nación moderna
Durante los 13 últimos años de ininterrumpido crecimiento, España ha experimentado una espectacular transformación. Un subdesarrollo económico con alto desempleo, elevada inflación y agobiantes déficits públicos ha dado paso a un moderno, dinámico y seguro país (...).
Las compañías españolas están creciendo en ambición y alcance geográfico. El pasado año, invirtieron 80.000 millones de euros en la compra de empresas en el exterior, frente a los 65.000 millones de las alemanas o los 23.000 millones de las italianas (...).
Los economistas están preocupados por la sobredependencia de la construcción que tiene la economía doméstica de España, y que aporta cerca de una cuarta parte a la tasa de crecimiento total (...).
Hay además otras preocupaciones. Si la demanda de vivienda se relaja, ¿qué reemplazará a la construcción como motor de la economía? ¿Cuál será el efecto de la subida de los tipos de interés sobre los endeudados propietarios (...)?
En un país que recibe miles de millones del turismo, hay demasiado poco respeto por el medio ambiente. La mayor parte de la costa mediterránea ha sido destruida o cubierta de cemento. Los escasos recursos hídricos están mal administrados. Hay más de un millón de pozos ilegales en el sur de España, según Greenpeace (...).
Con una autocomplacencia que bordea el orgullo, los líderes políticos españoles -en el Gobierno y en la oposición- actúan como si la bonanza económica fuera a durar siempre. Pero incluso la mejor de las fiestas tiene un final.