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Fútbol

El Real Madrid gana su trigésimo título en un trepidante final de Liga

El Real Madrid se proclamó ayer campeón de Liga tras su victoria en el Santiago Bernabéu sobre el Real Mallorca (3-1), con dos tantos en los últimos minutos que protagonizaron un frenético final de la última jornada de la competición.

En el Bernabéu se vivieron 90 minutos primero de sufrimiento y luego de celebración. Tras el pitido final, los jugadores saltaron al césped, dieron una vuelta de honor, y dieron paso a un espectáculo de luces y sonido que culminó con una celebración histórica por la consecución del trigésimo campeonato de Liga.

Antes del pitido inicial, el estadio Santiago Bernabéu se cubrió con un manto blanco gracias a las banderas repartidas por el club que sirvieron para vestir de merengue al feudo del Real Madrid. Las pancartas de ánimo para el conjunto blanco copaban la grada del Santiago Bernabéu. Entre ellas, destacaba una que invitaba a David Beckham a quedarse más tiempo en Madrid: "Beckham, sepárate y quédate", era la consigna de un grupo de aficionados que quería ver al jugador inglés más tiempo en la capital de España.

Sin embargo, el gran ambiente de la grada pronto dio un giro. Un tiro al poste del venezolano Juan Arango en los primeros compases del duelo silenció al estadio Santiago Bernabéu durante unos segundos. Mientras, los transistores, ya se habían convertido en una pieza fundamental del espectáculo. El marcador del Santiago Bernabéu mantenía un extraño silencio. Los goles del resto de los partidos no se anunciaban y el reloj había desaparecido del luminoso por primera vez en la temporada.

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El empuje de la afición del Real Madrid fue desapareciendo mientras transcurrían los minutos. El gol de Fernando Varela asustó a una gran parte del público, que fue crítico con algunos de sus jugadores.

Poco a poco se fue llegando al final de la primera parte, que concluyó con un silencio sepulcral en el estadio. El Barcelona era campeón de Liga y el Real Madrid tenía que marcar dos goles para alzarse con el título. Antes, Van Nistelrooy, lesionado había desaparecido del campo entre aplausos.

La reanudación devolvió al Bernabéu el increíble ambiente de las últimas jornadas vividas en el feudo madridista. Del mismo modo que ante Sevilla y Espanyol, la afición del Real Madrid fue básica para remontar una vez más un partido que tenía perdido. El empate de José Antonio Reyes elevó los decibelios del graderío. El cabezazo de Diarra, inmenso, fue la culminación de otra noche de sufrimiento, que alcanzó la tranquilidad y la fiesta con el segundo tanto de Reyes.

El gol del sevillano dio pie al cántico que todos esperaban: "Campeones, campeones" fue coreado por miles de gargantas. El empuje final del público sirvió para que éste pudiera celebrar otro título después de tres años en blanco.

El pitido final dio pie a una invasión de todos los jugadores del Real Madrid, que vieron desde el césped como la luz del estadio era reducida y el graderío se convertía en un mar dorado de cartulinas que botaban sin parar.

Entonces, toda la plantilla madridista dio la vuelta de honor con banderas de Mali, España y la Comunidad Autónoma de Galicia. Capello, mientras, vio el paseo de sus hombres desde el centro del campo. Sin embargo, el italiano no se libró del manteo de sus jugadores, que rindieron honores a uno de los artífices del trigésimo campeonato nacional de Liga logrado por el Real Madrid.

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