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Política comunitaria

Francia y Alemania se reparten la tarea de desbloquear la cumbre de la UE

La canciller Angela Merkel se reúne este fin de semana en Berlín con el presidente polaco en un desesperado intento por desbloquear el nuevo Tratado de la UE. Francia, con más predicamento en Varsovia, intensificará por su parte los contactos con Polonia para evitar que fracase la última cumbre de la presidencia alemana de la UE.

A menos de una semana de la decisiva cumbre del 21 y 22 de junio sólo parece haber una certeza. Los líderes europeos no brindarán con champán. La presidencia de la UE, ocupada este semestre por Berlín, ha elegido un vino espumoso alemán por si hubiera algo que celebrar. La suerte de esas botellas depende en gran medida de los intensos contactos de este fin de semana. Y aunque Merkel se juega en la cita buena parte de su prestigio como líder comunitaria, la llave del éxito parece encontrarse entre París y Varsovia.

El secretario de Estado francés para Asuntos Europeos, Jean-Pierre Jouyet, se reunirá el domingo con los negociadores polacos para continuar trabajando sobre las propuestas presentadas en Varsovia por Sarkozy. No ha trascendido el detalle de esa oferta, pero tras el encuentro con Sarkozy del pasado jueves, el primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, ha declarado que 'una luz de esperanza se ha abierto'. Y anunció que los contactos con París continuarán hasta la víspera de la cumbre.

Su hermano gemelo, el presidente Lech Kaczynski, visita mientras tanto Berlín. Pero la relación con Merkel está muy lejos de ser fluida. Al recelo de Varsovia por la relación bilateral entre Berlín y Moscú se une el hecho de que gracias al sistema de voto del nuevo Tratado (proporcional a la población), Alemania dobla su representación mientras que Polonia pierde respecto a Niza (que le concede, como a España, 27 votos frente a 29 de Alemania).

Francia, que por primera vez desde la creación de la UE pierde con el nuevo Tratado la igualdad de voto con Alemania, parece mejor situada para persuadir a Polonia de que el cambio no otorga a Berlín el dominio absoluto sobre el club. La duda entre las fuentes comunitarias consultadas es si el protagonismo de Sarkozy en la negociación responde a un encargo de la canciller o al deseo del francés por enterrar el espectro de la Constitución, ligado a su predecesor, Jacques Chirac.

Pero sin Sarkozy, Merkel no tiene mucho que ofrecer salvo el gesto de renunciar a un champán que trae malos recuerdos a la delegación polaca. Cuando se pactó la Constitución en junio de 2004, las objeciones al sistema de voto del entonces primer ministro, Leszek Miller, se silenciaron aprovechando la entrada en la sala de las copas para brindar. 'Todo el mundo tiene prisa otra vez', se ha quejado su sustituto, Jaroslaw Kaczynski. 'Firmemos rápido, que el champán está listo. Hace falta calmar el juego'. Sarkozy está en ello.

El nuevo texto podría estar preparado en sólo tres meses

El nuevo Tratado de la UE, que no revestirá carácter constitucional sino que se limitará a añadirse a los ya existentes, podría estar listo en octubre y ser firmado en la cumbre que se celebra ese mes en Lisboa. El calendario depende del resultado del Consejo Europeo de la próxima semana y de las objeciones planteadas por Polonia.Los otros países, según fuentes diplomáticas, desean resolver en este Consejo todos los problemas de fondo pendientes (política exterior, derecho de veto en justicia e interior, carácter vinculante de la Carta de Derechos y derecho de veto de los parlamentos nacionales). Si hay acuerdo, se abrirá una conferencia intergubernamental que se limitará a plasmar jurídicamente el resultado del Consejo.

Cinco preguntas para desguazar el proyecto constitucional

El desguace de la frustrada Constitución europea comienza el domingo en Luxemburgo, donde los ministros de Exteriores de la UE, en base a cinco preguntas planteadas por la presidencia alemana, decidirán qué piezas pueden aprovecharse para el futuro Tratado. Las más vistosas -himno, bandera o fiesta europea- irán al cementerio de la historia. El resto se revisará en profundidad 'con el objetivo', reconocen fuentes diplomáticas, 'de que el nuevo producto no se parezca en nada a la Constitución'.Berlín sólo ha pedido a los ministros que 'en la medida de lo posible, el nuevo texto siga siendo comprensible para los ciudadanos'. 'La intención es buena', ironiza un diplomático de uno de los países que defendió a ultranza la Constitución.

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