China prepara la reforma del modelo de crecimiento
Los expertos ven nuevas oportunidades en los cambios tributarios y del régimen de la propiedad
China se encuentra inmersa en una nuevo capítulo de su 'revolución' económica, que aporta nuevos alicientes a las firmas foráneas. Esa es la principal conclusión del seminario China al día: nuevas tendencias y oportunidades para las empresas españolas, celebrado el viernes en Madrid y organizado por Ernst & Young Abogados y Cinco Días.
Las dos grandes reformas que están en marcha se centran en la armonización de los tipos del impuesto sobre sociedades y el reconocimiento legal de la propiedad privada. Según se han encargado de propagar las autoridades del Partido Comunista Chino, que planifica la economía del país, las reformas están orientadas a reducir la dependencia del exterior y a crear una sólida base productiva interna.
Después de cerrar 2006 con un crecimiento del 10,7%, los expertos de Ernst & Young auguran una cifra similar para este año, y alzas superiores al 8% en el medio plazo. Las inversiones extranjeras y la exportación han liderado hasta hoy el asombroso crecimiento chino de las dos últimas décadas, pero también han contribuido a exacerbar las tensiones sociales entre los campesinos y los habitantes de las ciudades.
La inversión exterior en China creció en el primer trimestre un 11,5%. El gobierno está enfatizando su apuesta por los componentes internos del crecimiento, algo que se ve a las claras en la reciente reforma tributaria que homogeneiza los tipos de gravamen de sociedades extranjeras y nacionales. El nuevo tipo unificado del 25% supone, a priori, una cortapisa para las firmas extranjeras. Sin embargo, Joseph Lee, socio de Ernst & Young en Pekín, explica que hay que tomar con cierta distancia y observar la reforma en su conjunto: 'Se establece una nueva orientación de la política fiscal hacia áreas cruciales para el crecimiento futuro. En ese sentido, es muy posible que se incluya una superdeducción de la inversión en I+D que alcanzaría el 150% de la misma, y otra por donaciones de hasta el 12% del beneficio anual'.
Más evidentes son los efectos positivos de la nueva ley de propiedad, promulgada por el presidente Hu Jintao el 16 de marzo y que entrará en vigor el próximo 1 de enero. En esencia, la ley desarrolla una reforma constitucional previa y determina la protección igualitaria de las propiedades públicas y privadas. Es la primera vez que se reconoce expresamente esa protección en un texto directamente aplicable, con lo que ello conlleva en el ámbito de la seguridad jurídica para las empresas extranjeras. Jack Lei Kai, socio del bufete de abogados Kun Lun Law, uno de los principales del país, considera que, además de dicha protección, existen otras ventajas: 'La ley reconoce nuevas formas de aseguramiento contractual, introduciendo la garantía flotante y nuevas opciones para el mercado hipotecario. Esas provisiones legales mejorarán las condiciones para hacer negocios a largo plazo dentro de China'.
Al margen de la influencia de las reformas en las empresas extranjeras, el seminario dejó claro que China afronta retos cruciales en los próximos años. Jean Bernard Caumont, socio en el país de Ernst & Young, citó, entre otros, el marco legal, la corrupción, la escasa independencia judicial, el limitado talento directivo, la ineficiencia de los mercados financieros, la polución ambiental o la competencia de países de su entorno, como la India.
El gigante empieza a invertir fuera
El modelo de crecimiento basado en las exportaciones y la inversión extranjera, que tan buenos resultados ha dado a China en los últimos treinta años, ha llevado, en el reverso de la moneda, a una exacerbación de la dependencia de la tecnología y el know-how extranjeros. Pero, por graves que estas sean, quizá lo sea aún más la necesidad de acceder a recursos energéticos externos. Ello explica en buena medida las prospecciones que el país más poblado del mundo está abordando en África o América Latina.Quizá sea esta una de las caras menos conocidas del gigante de extremo oriente: su inversión en el extranjero se ha duplicado en los últimos seis años, hasta superar los 12.600 millones de dólares, y los expertos de Ernst & Young auguran incrementos medios del 22% anual hasta el fin de la década.En tal caso, China alcanzaría los 60.000 millones de dólares en inversión hacia el exterior, superando, probablemente, a Japón como primer origen asiático de capital productivo. La mayoría de esta inversión tiene como destino Asia, Europa, Rusia y Estados Unidos.