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Yacimiento

La mina sevillana Cobre las Cruces acoge una inversión de 463 millones

La mina sevillana Cobre las Cruces, considerada el más rico yacimiento de cobre de Europa, prevé ya una inversión de 463 millones, un 20% por encima del presupuesto, cuando faltan nueve meses para que arranque la producción. Las garantías medioambientales exigidas a la firma canadiense Inmet a raíz del vertido de Boliden se elevan a 50 millones.

Los trabajos en la corta minera y en la pionera planta de tratamiento hidrometalúrgico, que eliminará la tradicional balsa de residuos y la fundición del mineral, siguen un ritmo frenético con tres turnos y jornadas laborales de 24 horas. La mina Cobre las Cruces, adquirida por la canadiense Inmet en 2005 y situada entre los municipios sevillanos de Gerena, Guillena y Salteras, intenta recuperar así los retrasos impuestos por seis interminables años de tramitación legal. Estos permisos, endurecidos con medidas sin precedentes en el sector tras el grave vertido de Boliden en Aznalcóllar y la fuga de esta empresa sin hacer frente a los daños, han disparado el presupuesto del proyecto junto al encarecimiento de los materiales, según explicaron ayer sus responsables durante una visita a las obras.

La inversión total se calcula ahora en 463 millones de euros, 100 millones por encima de la última estimación y cuando todavía restan nueve meses hasta que en marzo del año que viene el complejo empiece a vender planchas de cobre. Sólo las medidas medioambientales exigidas por la Junta de Andalucía supondrán unos 50 millones de euros, mientras que los avales extraordinarios sumarán unos 45 millones. Al final del proyecto, las subvenciones de las Administraciones sumarán unos 53 millones de euros.

Las exploraciones comenzaron en 1992 y el hallazgo del excepcional yacimiento dos años después abrió la puerta a 15 años de extracción de mineral. Se trata, según los expertos, de una de las minas de cobre más ricas del mundo con una producción estimada de 72.000 toneladas anuales y una pureza inédita de 62 kilos de cobre por cada 1.000 kilos de mineral. Para el tratamiento del cobre se usará la tecnología más limpia del sector, que además es también la más rentable. Gracias a la planta hidrometalúrgica y a la técnica de lixiviación en tanques, el cobre se disuelve en líquido y permite eliminar la balsa de lodos y la fundición del mineral. Los residuos se almacenan y encapsulan en seco, según explicó el director de relaciones institucional de Cobre las Cruces, Gobain Ovejero. Uno de los trabajos más complejos ha sido el drenaje del acuífero que se sitúa encima del yacimiento, un trabajo que garantiza que estas aguas subterráneas no quedarán contaminadas. La compañía canadiense asegura en este sentido que está aplicando garantías medioambientales que se colocan diez años por delante de la actual normativa comunitaria. Especial atención y control ha exigido en este sentido el vertido de aguas que la compañía realizará en el río Guadalquivir previa depuración. Un estudio realizado por el INIA sobre seis metales concluye que el riesgo de contaminación de este vertido es bajo o despreciable.

El proyecto, que se extiende sobre 900 hectáreas, contará a pleno rendimiento con 300 empleos permanentes y unos 1.400 inducidos.

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