Un converso al rock que marcó a una generación
Bob Dylan ha sido en su vida muchas cosas y desde ayer también premio Príncipe de Asturias de las Artes. Símbolo del inconformismo juvenil de los años sesenta a judío converso al cristianismo que canta ante el conservador Juan Pablo II. Estrella del folk que se pasa al rock y luego a coqueteos con la música electrónica. Un poeta candidato a los premios Nobel por unas letras de canciones que marcaron a sus coetáneos. Un tipo cambiante que se ha ido inventando para sobrevivir como un mito de la música tras casi 50 años de carrera.
'Faro de una generación que tuvo el sueño de cambiar el mundo. Austero en las formas y profundo en los mensajes, Dylan conjuga la canción y la poesía en una obra que crea escuela y determina la educación sentimental de muchos millones de personas', explica sobre el galardonado el jurado, presidido por José Lladó.
'¿Cuántas orejas debe de tener un hombre antes de que pueda oír gritar a la gente? Sí, ¿cuántas muertes serán necesarias hasta que él comprenda que ha muerto demasiada gente?', cantaba en su primer éxito folk Blowin' in the wind (1963). Así se convirtió en el gurú de la canción protesta para millones de jóvenes que no entendían el mundo de sus padres.
El autor de 'Like a rolling stone' ha publicado 46 discos en solitario y ha vendido más de 90 millones de ejemplares en su carrera
El estadounidense Robert Allen Zimmerman (Minesota, 1941), hijo de judíos, tuvo su primer contrato como músico profesional en un local de strip-tease en Colorado. De ahí se fue a Nueva York, a la búsqueda del ídolo del folk Woody Guthrie, cuando le llegó la fama. Viajó a Inglaterra para conocer a los Beatles, a los que unirá un vínculo de influencias. 'Sin Bob, los Beatles no habrían hecho el Sergeant Pepper, los Sex Pistols no habrían hecho God save the Queen y U2 no habría hecho Pride in the name of love', opina el cantante Bruce Springsteen.
Después de los primeros éxitos sorprendió a todos al convertirse al rock: Like a rolling stone (1965) fue su primer éxito de esta segunda etapa. En 1973 llegaría Knockin' on heaven's door, otro de sus grandes éxitos en la antesala de su segunda conversión, esta vez al cristianismo a finales de los setenta. De esa época quedan los discos más místicos, con influencia del gospel, del prolífico Dylan, que ha lanzado 46 álbumes en solitario y ocho recopilatorios, de los que ha vendido 90 millones de ejemplares.
Dylan no ha parado de ofrecer conciertos en estos años, excepto cuando a los 25 estuvo 18 meses recluido tras un accidente de moto, pero siempre ha mantenido un carácter 'esquivo' ante las cámaras, según Gay Mercader, su representante en España, por lo que es difícil que acuda en octubre a Oviedo para la entrega de los premios.
La candidatura de Dylan, que sucederá a Pedro Almodóvar en el palmarés, fue propuesta por Andrés Amorós, crítico literario y miembro del jurado. En la pugna final venció, con 500.000 euros de premio, a los arquitectos Frank Ghery y Rafael Moneo, al músico Andrew Lloyd Weber y a la pianista portuguesa Maria João Pires. Es la victoria de un corredor de fondo muy diferente al que en los inicios de su carrera marcó la música del siglo XX, y a una generación.