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Tribuna
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De calidad y para toda la población

Una alta tasa de actividad de la población en edad de trabajar, igual o superior al 80%, combinada con una baja tasa de paro, igual o inferior al 5%, permitiría hablar de pleno empleo. De nada valdría tener mucha gente dispuesta a trabajar si esa disponibilidad no se traduce en empleo, porque aumentaría el paro. Un ejemplo de este desajuste se puede producir entre la población inmigrante que está en España. Su tasa de actividad es muy superior a la de la población autóctona, 20 puntos, pero tiene también una tasa de paro superior en 5 puntos.

Bajo estos parámetros ya hay 20 provincias españolas con pleno empleo masculino y 5 que están muy próximas, aunque las mujeres no lo alcanzan en ninguna.

A su vez la Unión Europea se ha propuesto alcanzar, en el año 2010, una tasa general de empleo del 70%, y del 60% para las mujeres. También en este caso España no estaría lejos de cumplir el objetivo general si no fuera por la mayor distancia en el caso de las mujeres. Nuestro país sigue siendo negativamente diferente a Europa sólo porque lo son las mujeres españolas respecto a las europeas. Entre los hombres españoles y europeos ya no hay diferencias en la actividad, la ocupación y el paro.

Por tanto, un primer requisito para hablar de pleno empleo es que lo sea para el conjunto de la población. No se estaría cumpliendo este objetivo si se mantiene un grupo como ejército de reserva, ya sean las mujeres o la población inmigrante.

Una segunda condición es que el empleo sea de calidad. No basta generar muchos empleos si lo son sin futuro. Ahora en España se puede 'trabajar de cualquier cosa'. Lo decían dos trabajadores inmigrantes en un sentido positivo, porque su principal necesidad es trabajar. Pero no debería ser así para quienes toman las decisiones políticas que, sin embargo, han sentado el principio de que en empleo, la calidad puede ser incompatible con la cantidad. Así, todo Gobierno prima los aumentos del empleo, siendo secundario si los nuevos empleos son duraderos, productivos, o si aumenta la desigualdad.

El pleno empleo no siempre asegura una mejor redistribución de la riqueza. España ha incrementado sustancialmente su tasa de empleo, hay más de 3 millones de ocupados que hace 5 años y hay menos parados. Creamos más empleo que la media de los países de la UE, pero lo hacemos en los sectores menos productivos, y esto genera desigualdad.

Así, desde el año 2005 la participación de las rentas salariales en el conjunto de la riqueza (PIB) disminuye, y no es porque los salarios pactados en los convenios colectivos pierdan poder adquisitivo, sino porque los nuevos empleos van a las actividades peor pagadas. El excedente empresarial aumenta, pero no se reinvierte en las actividades de más valor añadido. Precisamente por esto, la renta por habitante crece menos que el conjunto del PIB.

En conclusión, España no está muy lejos de alcanzar el pleno empleo masculino, aunque la situación no es homogénea y se mantienen importantes diferencias territoriales.

Un desarrollo más armónico de la industria, de los servicios de calidad y de las actividades más intensivas en innovación, tecnología y conocimiento, son requisitos imprescindibles para alcanzar un pleno empleo duradero.

Las mujeres españolas todavía están lejos de alcanzar ese objetivo, incluso las más jóvenes, a pesar de que en los últimos 20 años han seguido dos estrategias individuales para permanecer en la actividad laboral, invertir mucho en educación -hay en España más universitarias que hombres-, y no tener hijos o tenerlos más tarde. Si estas decisiones individuales no han dado un resultado colectivo de igualdad laboral es porque persiste la discriminación de género en el empleo, y, por lo tanto, las políticas de igualdad son imprescindibles.

Nuestro mercado laboral ha absorbido en apenas 5 años, posiblemente a más de 2 millones de trabajadores y trabajadoras inmigrantes en empleos poco productivos, mal pagados o no declarados. Son empleos que hoy suman al objetivo del pleno empleo, pero hacen un mercado de trabajo más desigual y mañana pueden transformarse más fácilmente en paro. Por eso es tan necesario regular los flujos migratorios.

Dolores Liceras Ruiz. Secretaria confederal de Empleo de CC OO

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