Mercados eufóricos
Los mercados están lanzados. A uno y otro lados del Atlántico, desde los récords del Dow Jones y del S&P en Nueva York, al del Ibex en Madrid, pasando por espectaculares subidas en las grandes plazas europeas -el Dax alemán ha ganado casi un 20% en lo que va de año-, las Bolsas han entrado en una conjunción planetaria al alza que marca una dinámica pocas veces vista.
Si los mercados cumplen con su papel de adelantar el futuro, éste se presenta halagüeño. La profusa actividad de operaciones corporativas, muchas de dimensión mundial, los buenos resultados empresariales del primer trimestre y la reactivación de la economía europea -especialmente la alemana- son el trípode en que se basa esta evolución, al que se suma una menor preocupación por el enfriamiento de EE UU. Las actas de la última reunión de la Reserva Federal, constatada la desaceleración de la vivienda, diagnostican una progresiva mejora de la economía. Hasta el punto de que la primera revisión a la baja del PIB en el primer trimestre (0,6%, el menor en cuatro años) ha sido descontada con alegría por los inversores. æpermil;stos no sólo ven alejarse el fantasma de la recesión, sino que además leen en la situación una garantía para que los tipos se mantengan sin subidas.
En este marco, el Ibex es un alumno aventajado. Tras el susto inmobiliario de abril, los blue chips se han sumado a la fiesta y el Ibex, que ha cerrado mayo en récord, destaca sobre los demás mercados con la mayor subida mensual desde septiembre de 2005 (6,64%), acumula una mejora del 8,36% en el año y acorta el diferencial con el Euro Stoxx.
Lo mejor es que, como señala su capacidad de recuperación, no se trata de un escenario de fuegos artificiales. El fondo del mercado sigue siendo bueno y el sentimiento de los gestores así lo refleja. No se dan condiciones macroeconómicas para un desajuste y los mercados están eufóricos, un estado de ánimo propenso al optimismo que, nunca está de más recordarlo, es compatible con la cautela al invertir.