El ex "halcón" del Pentágono ha negado que su salida del banco tuviese nada que ver con su comportamiento en ese tema y ha justificado su salida por el hecho de que lo ocurrido había generado tales pasiones que se sentía ya incapaz de conseguir lo que se había propuesto.
Varios países europeos se opusieron en un principio al nombramiento de Wolfowitz para presidir el banco por considerarle el principal arquitecto de la guerra de Irak, pero aquél negó que la animadversión inicial tuviese nada que ver con su salida. "Creo que (lo ocurrido) nos dice más de la forma de actuar de la prensa que del Banco", ha señalado Wolfowitz. Según éste, "la gente se dejó influir por afirmaciones inexactas y para cuando pudimos establecer más o menos la verdad, las pasiones se habían ya desbordado".
Wolfowitz defendió su gestión en los dos años al frente del Banco Mundial y elogió sobre todo a quienes trabajan para la institución en otros países, lejos de Washington. El funcionario estadounidense dijo que el Banco Mundial, creado junto al Fondo Monetario Internacional, tras la Segunda Guerra Mundial, adolece de problemas de gobierno que hay que sacar a la luz si se les quiere hacer frente.
Wolfowitz es el tercero del trío de "neocons" norteamericanos que pierde un puesto influyente tras la salida de Donald Rumsfeld del Pentágono y el abandono por John Bolton de su cargo de embajador ante las Naciones Unidas.