Vender aire triple A con retorno de bono basura
Iberdrola ha anunciado que sacará a Bolsa su filial de energías renovables antes de que termine este año, y todo apunta a que será replicada por Acciona tras la absorción de Endesa y la fusión de los activos de energía renovable de ambas sociedades. No llegan, en todo caso, a un campo baldío, puesto que ya hay pequeñas empresas de generación de energías renovables en el mercado continuo con fuertes crecimientos de actividad y de capitalización, además de la presencia de títulos como Abengoa o Gamesa. Pero el sesgo que ha tomado definitivamente la generación energética en todo el mundo garantiza que en los próximos años será habitual que las empresas busquen en los mercados financiación para crecer, y que los inversores dispongan de activos financieros para mejorar la rentabilidad de sus carteras. La Comisión Europea quiere que una quinta parte de la energía que se consuma en el continente en 2020 tenga origen renovable, y la banca de inversión estima que dentro de cuatro años la capacidad de generación se habrá duplicado, hasta 200.000 MW.
Este interés público lleva aparejado un estímulo financiero que ha desatado la oferta de las compañías y el apetito de los inversores. La remuneración establecida por las administraciones, la española también, convierte a los títulos de estas empresas en bonos de renta fija, con seguridad británica de triple A y rentabilidad de bono basura, plenamente garantizada aunque no se mueva el viento.
Iberdrola ha seguido los pasos que dio en diciembre pasado Energies Nouvelles, filial de renovables de Electricité de France, una vez que ha dispuesto de los activos de la escocesa Scottish Power. Como el gigante francés, la compañía de Sánchez Galán sólo pone en el parqué un 20% de su valor para disponer de financiación sin coste y afrontar la expansión de la que ya es primera energética ibérica. Es un mecanismo financiero muy utilizado por las grandes compañías que aprovechan el viento a favor de negocios en proceso de maduración. En España, y en toda Europa, lo han utilizado de forma masiva las grandes telefónicas para financiar su crecimiento a finales de los noventa, poniendo en bolsa pequeñas participaciones de sus filiales de internet, datos o móviles. Pero en todos los casos, tras utilizar los recursos obtenidos, y con un itinerario bursátil más bien triste, las matrices replegaron velas y absorbieron las filiales. ¿Pasará lo mismo con las renovables de Iberdrola, Acciona o EDF?