Combustible para revueltas populares
El alza del precio de los alimentos ha provocado no pocas revueltas populares a lo largo de la historia. La última tuvo lugar en México hace unos meses a cuenta de los precios del maíz, que en forma de torta constituye un alimento básico de la dieta de los mexicanos. Ciertas materias primas agrícolas, como el maíz o el azúcar, se han disparado de precio debido a una demanda creciente y, según parece, más estructural que coyuntural.
El azúcar y el maíz son la materia prima que se utiliza para la elaboración de etanol, el combustible limpio con el que se mueve, por ejemplo, la mitad del parque móvil de Brasil.
La necesidad de encontrar fuentes de energía alternativas al petróleo está desarrollando una industria potente de combustible limpio y renovable además.
Lo que no hace mucho era una actividad minoritaria ha adquirido relevancia en la agenda de los Gobiernos. Con sus consecuencias. Beneficia a reducir el calentamiento global y la dependencia a otros combustibles. Pero puede ser perjudicial si desequilibrios graves entre demanda y oferta disparan los precios y limitan el acceso de millones de personas a alimentos básicos de su dieta o de la del ganado que crían.
Cuenta Société Générale en un estudio que la población mundial puede alcanzar los 9.000 millones de personas para 2050. Entre otras consecuencias, el banco alerta sobre el impacto de este crecimiento sobre la producción agraria. 'Asumiendo un consumo per cápita constante de productos agrícolas, la producción debería incrementarse en línea con el crecimiento de la población'. Y no parece imposible, según el informe, dado el fuerte incremento de la productividad agrícola. 'La cuestión es más difícil cuando hay que tratar con el agotamiento del suelo y los efectos negativos de las prácticas agrícolas híper intensivas que se requerirán'.
Parece que el alza de los precios agrícolas será sostenido en el tiempo. Y muchos se beneficiarán de ello. Pero hay que intentar es que no sea a costa del perjuicio de muchos otros.