Europa ya no se resfría como antes

Europa también puede caminar sola, sin la ayuda de Estados Unidos. Así, al menos, se desprende de los datos económicos que se van conociendo a uno y otro lado del Atlántico. De un tiempo a esta parte, la economía estadounidense ha entrado en la senda de la desaceleración, pero Europa no ha seguido el mismo rastro. Más bien al contrario, ha comenzado a desperezarse y a dar muestras de fortaleza, incumpliendo por primera vez en muchos años aquel dicho económico que afirma que cuando Estados Unidos estornuda, Europa se resfría.

La zona euro, al contrario que Estados Unidos, depende más de sus exportaciones que del consumo interno. Durante años, el crecimiento europeo ha estado muy ligado a la evolución de la demanda estadounidense. En los últimos tiempos, sin embargo, esta dependencia se ha reducido. Europa ha diversificado sus fuentes de demanda y se ha vuelto más global. Según comenta Richard Butley, economista de Schroders, en una nota reciente, desde el año 2003 las exportaciones europeas hacia Asia y Europa del este han cobrado más importancia y son, de hecho, 2,6 veces superiores a las exportaciones a Estados Unidos. 'De modo que ahora, la euro zona está más orientada que nunca al crecimiento mundial, mientras que su orientación al crecimiento estadounidense disminuye o, al menos, le afecta menos directamente', explica Butley. Mientras EE UU se desacelera, el resto del mundo aún crece con solidez, lo que hace de esta globalización de la demanda una ventaja para las economías europeas.

Butley advierte, no obstante, de que EE UU sigue siendo la primera potencia económica, por lo que no puede tomarse a la ligera la desaceleración en que está sumida, más aún cuando aún no se conoce su alcance. 'Una exhalación de Estados Unidos es una cosa, pero un estornudo atronador y desconcertante seguramente resultaría fatídico para la recuperación de la zona euro', añade.