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Acercamiento

EE UU y la UE buscan su desarme no arancelario

Hoy, día 30, puede ser una fecha importante para las relaciones económicas entre las dos mayores potencias del mundo: EE UU y la UE. La cumbre bilateral anual, que en esta ocasión se celebra en Washington, servirá para que los líderes de ambos bloques discutan sobre un recorte de barreras no arancelarias a los intercambios comerciales y de inversión.

La influyente Cámara de Comercio de Estados Unidos lleva años apelando a ese avance en el librecambio bilateral; el presidente de su sede en España, Jaime Malet, afirma que, esta vez sí, la apuesta tiene visos de realizarse. La canciller alemana Angela Merkel, presidenta de turno de la UE, tiene entre las prioridades de su agenda el acercamiento económico entre los dos bloques, y ha llegado a hablar abiertamente de un nuevo Acuerdo Transatlántico de Libre Comercio.

El Senado de EE UU apoyó unánimemente esta empresa hace algunas semanas. La cumbre de máximo nivel de hoy, en la que estarán presentes Merkel y el presidente de EE UU, George Bush, se presenta crucial.

El acuerdo de cielos abiertos demuestra el interés mutuo en la liberalización

En el ámbito estrictamente comercial, los aranceles se encuentran ya en niveles testimoniales: el promedio se sitúa entre el 3% o el 4% del medio billón de dólares anuales de intercambios. La excepción, que se ha convertido en el principal escollo para cerrar la Ronda de Doha de la Organización del Comercio, es el proteccionismo para con los agricultores de ambos bloques. Pero, además, el comercio sólo representa un 20% del volumen de relaciones económicas bilaterales. La parte del león se la llevan las inversiones directas, fundamentalmente de empresas multinacionales.

Reconocimiento mutuo

El objetivo inmediato no pasa por un tratado comercial al uso, sino por la eliminación paulatina de trabas no arancelarias. Malet sostiene que las primeras medidas podrían pasar por homologación de patentes, estándares industriales, protección de los consumidores o normativa contable. 'Más que una homologación de procedimientos, que daría lugar a nueva legislación, la apuesta pasa por el reconocimiento mutuo, de modo que lo aplicable en un lado del Atlántico sea admitido como válido en el otro', indica a Cinco Días.

El impacto económico de este tipo de medidas no sería desdeñable: 'La eliminación de las barreras no arancelarias podría suponer entre un 2,5% y un 3% de renta per cápita en ambos bloques, y daría lugar a la creación de cerca de 600.000 puestos de trabajo adicionales', explica Malet. Las cifras no parecen exageradas, a tenor de las estimaciones de la Comisión Europea. En lo que supuso el primer hito en este camino liberalizador, el Consejo Europeo aprobó el 2 marzo el acuerdo de cielos abiertos para liberalizar el tráfico aéreo entre las dos orillas del Atlántico. Según los cálculos de Bruselas, el pacto generará 80.000 puestos de trabajo, 12.000 millones de euros de beneficios y más de 25 millones de pasajeros adicionales durante los próximos cinco años.

Daniel Hamilton, director del Centro Universitario John Hopkins para las Relaciones Transatlánticas, considera que el alineamiento de las regulaciones en el sector del automóvil podría reducir en un 7% los costes de fabricación de coches y camiones. Los ejemplos e hipótesis de trabajo se suceden, y llegan incluso al sector financiero.

Malet espera que la cumbre de hoy se salde con una declaración conjunta sobre la conveniencia de la liberalización, e incluso algún avance sectorial concreto. 'La voluntad de los gobiernos de EE UU y la UE es clara, porque saben lo que se puede ganar. Como siempre, el juego de la negociación se centrará en la letra pequeña'.

La ronda de Doha, el principal escollo

Las ventajas de un acuerdo de liberalización entre Europa y Estados Unidos van más allá de las directamente medibles en términos económicos. Un acuerdo de gran alcance, según el presidente de la Cámara Americana en España, podría ayudar a que entre Europa y Estados Unidos se crease 'un anclaje para la globalización, para ordenarla desde un punto de vista tanto económico como político'.A juicio de Malet, el acuerdo de cielos abiertos demuestra la voluntad de ambos bloques por ir más allá en sus relaciones económicas. Aunque pueden seguir los acuerdos sectoriales, Malet considera que el único nubarrón del horizonte es la ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio: 'La prioridad es la conclusión de la ronda de desarrollo del comercio multilateral, Una vez se despeje, los avances bilaterales entre la Unión Europea y Estados Unidos irán mucho más rápido'.La ronda de Doha, iniciada hace seis años y paralizada varios meses por discrepancias entre las potencias económicas y los países emergentes, se ha reanudado hace pocas semanas. Las partes apuestan por una conclusión antes del verano, fecha en la que concluye el permiso negociador del presidente de EE UU, George Bush. En juego, el avance de la liberalización o la vuelta del proteccionismo, según ha afirmado el Fondo Monetario Internacional.

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