Atasco en Washington
En un país pragmático y acostumbrado a los negocios como EE UU, se sabe que cuando dos partes se sientan en una mesa de negociación tiene que haber concesiones de un lado y de otro. Si una de estas partes no está dispuesta a ceder no llama a la otra para sentarse porque la clave de las negociaciones es que todos se puedan anotar alguna victoria, por pequeña que sea. Esta regla general encuentra su excepción en Washington.
La semana pasada el presidente George Bush se reunió con algunos miembros del Congreso de ambos partidos, entre ellos, los líderes demócratas de las cámaras, Nancy Pelosi y Harry Reid. El tema del día era la partida para financiar la llamada 'guerra contra el terrorismo'. Son 95.000 millones de dólares que hace 77 días Bush pidió al Congreso para sufragar los gastos de las campañas de Irak y Afganistán y que aún no han sido aprobadas.
En 2008 estas partidas estarán incluidas en el presupuesto pero hasta ahora se han tramitado como partidas suplementarias y éstas se han quedado atascadas . El motivo es que ambas cámaras, con mayoría demócrata, han aprobado propuestas que incluyen la retirada de tropas y Bush no quiere agendas en este sentido.
La Cámara de Representantes ha sacado adelante la financiación pedida siempre y cuando todas las tropas de combate estén fuera de Irak en septiembre de 2008. El Senado, algo menos preciso, dio su luz verde a la financiación marcando como objetivo no vinculante que la mayoría de las tropas estén fuera de Irak el 31 de marzo. Esta semana se conciliarán las dos propuestas y serán enviadas a la Casa Blanca para su firma.
En su reunión con los congresistas, el presidente aseguró que devolverá el texto conciliado al Congreso sin firmar. Será su primer veto.
Bush no quiere plazos ni que la propuesta de financiación de la guerra establezca (como ya lo hace) condiciones sobre objetivos a los que tiene que llegar el Gobierno de Irak. Además no le parece apropiado que se haya cargado con otros gastos para financiar a la agricultura, a las víctimas del Katrina y programas de salud para niños que suman un total de 20.000 millones de dólares más.
En la reunión negociadora, Pelosi ofreció al presidente una propuesta final más parecida a la del Senado (que es más flexible). Pero Bush se mantuvo inamovible en su decisión de veto y llegó a irritarse cuando Reid le sugirió, que no siguiera en la campaña iraquí para proteger su legado y no verse en la misma dinámica que Lyndon Johnson en Vietnam. Reid volvió a enfadar a los republicanos tras asegurar que la guerra de Irak está perdida.
A los demócratas les ha costado mucho llegar a este punto porque podría ser interpretado como falta de apoyo a su ejército cuando está en territorio hostil. Pero también entendieron que acabar con la campaña en Irak era el mandato claro de las elecciones. Una reciente encuesta de la CBS mostraba que el 29% de los ciudadanos creen que el Congreso debe permitir la financiación sin límites, pero el 58% mantiene la posición de los demócratas.
Mientras, en el Pentágono dicen que pueden ir tirando con lo que tienen hasta junio. Eso sí, con recorte de gastos y compras. Lo único que no se restringe es el dinero para el combate.
Presidente y demócratas pueden seguir hablando hasta junio pero tendrán que sentarse a la mesa, sobre todo Bush, con ganas de negociar de verdad.