Competitividad y Administración
La globalización hace que las barreras al comercio y la inversión vayan cayendo, y se cree simultáneamente un mercado de dimensiones mundiales en el que tenemos que competir. Muchas de nuestras empresas ya operan con gran éxito en ese mercado global, y podemos preguntarnos qué podemos hacer desde la Administración para que las demás acometan ese reto inevitable de la internacionalización en las mejores condiciones y con las mayores garantías de éxito.
Desde el punto de vista de la política económica general, los esfuerzos se deben centrar en llevar a cabo aquellas medidas para mejorar la competitividad de las empresas, tal como están recogidas el Plan Nacional de Reformas, en el marco de la Agenda de Lisboa. æpermil;stas se refieren a cuestiones tales como la estabilidad presupuestaria, el control de la inflación, la mejora del entorno empresarial, del funcionamiento de los mercados de bienes, servicios y factores productivos, o un esfuerzo importante en inversión en I+D+i y en formación. Asimismo hay que considerar que las políticas internas cada vez tienen más repercusiones en nuestra posición competitiva en el exterior, y debemos siempre regular teniendo en cuenta esa realidad.
Desde el punto de vista de las políticas de apoyo a la internacionalización, existe una estrategia claramente definida. Se ha realizado un importante avance en la apertura de nuestra economía, pero de los más de tres millones de empresas exportan de forma regular alrededor de 35.000. Por tanto, uno de nuestros principales objetivos es el de incrementar nuestra base exportadora. Esta tarea se acomete desde el Icex con la intensificación de sus programas de información, formación e iniciación.
'Debemos defender que la competencia que se desarrolle en nuestro mercado sea leal'
Por otra parte, desde el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio se ofrece apoyo a las empresas para acompañarlas a los mercados exteriores más dinámicos, de mayor potencial, y diversificar así la tradicional concentración en nuestro mercado natural de la UE. Para ello se puso en marcha el Plan Integral de Desarrollo de Mercados (PIDM) hace dos años, que, en colaboración con el sector privado, identificó y priorizó los nueve mercados con mayor potencial, que serán ampliados a otros dos este año.
Es clave la especialización de las pymes en la exportación de bienes y servicios de alto valor añadido y seguir avanzando hacia un nuevo patrón sectorial en nuestra oferta exportable. El programa Aprendiendo a Exportar 2005-2006 destinó más de cinco millones de euros. Se mantuvieron entrevistas con 8.000 empresas y más de la mitad se inscribieron en talleres especializados. También a través del Icex y de Turespaña estamos colaborando con nuestros interlocutores sectoriales para movilizar, a través de planes específicos, a los sectores aún no suficientemente internacionalizados que cuentan con mayor potencial y a los de mayor valor añadido.
Esta estrategia se complementa con una iniciativa de la Administración y los sectores exportadores para promover una fuerte y positiva imagen del Made in Spain en el exterior, que sirva de paraguas a las estrategias de posicionamiento de nuestra oferta en los mercados internacionales. Para ello hemos puesto en marcha una línea de acción tendente a promocionar una imagen moderna, innovadora, avanzada y rigurosa, basada en parte en la promoción de las marcas renombradas españolas en el exterior.
Pero no debemos olvidar la necesidad de que nuestras empresas encuentren mercados abiertos y accesibles en su aventura internacional, por lo que desde el ministerio estamos realizando un importante esfuerzo en detectar, combatir y eliminar las barreras tanto arancelarias como no arancelarias a que se enfrentan nuestras empresas exportadoras en mercados de países no miembros de la UE, a fin de facilitar su acceso a esos mercados de bienes, servicios e inversiones. Tanto las negociaciones de la Ronda Doha de la OMC, como las de los acuerdos regionales de la UE con terceros países, constituyen una magnífica ocasión para ello.
Debemos también defender que la competencia que se desarrolle en nuestro mercado, entre productos europeos e importados, sea leal. Nuestras empresas están dispuestas a competir con las del resto del mundo siempre que todos cumplamos las reglas del juego del comercio internacional. Por ello, desde el ministerio actuamos decididamente para que las eventuales prácticas comerciales ilícitas de algunos exportadores sean investigadas y contrarrestadas, en caso necesario, con las legítimas medidas de defensa comercial que prevé la normativa de la OMC.
La imparable globalización debe ser contemplada como una gran oportunidad por nuestras empresas, que han sabido adaptarse con éxito al proceso acelerado de liberalización comercial que hemos conocido en las últimas dos décadas y estoy seguro de que lo harán también a este nuevo escenario. Desde la Administración seguiremos esforzándonos para mejorar su competitividad y pondremos cada vez más y mejores instrumentos a su disposición para ayudarlas a afrontar su plena incorporación al mercado global.
Joan Clos. Ministro de Industria, Turismo y Comercio