Hacia la madurez del empleo temporal
El empleo temporal ha tenido tradicionalmente en España una consideración inferior al empleo fijo o indefinido. A ello han contribuido razones legislativas, económicas y socioculturales que durante años han tenido un gran arraigo en nuestro país.
Sin embargo, esto no debería ser una norma. De hecho, en varios países de nuestro entorno es así. Algunas de las economías más desarrolladas de Europa se han beneficiado en los últimos años de una concepción cada ver más abierta de la temporalidad que satisface en igual medida a las empresas y los empleados.
Este es el ejemplo países de como Holanda y Bélgica donde la temporalidad en el empleo no sólo no supone un desprestigio sino que es una opción muy atractiva para numerosos candidatos de numerosos ámbitos. En estos países no es extraña la contratación por empresas de trabajo temporal (ETT) de un director de marketing para realizar una campaña concreta o de un director financiero para sanear una empresa. Lógicamente la identificación de estos perfiles corre a cargo de ETT especializadas y con un elevado nivel de trato y atención, tanto a los candidatos, como a las empresas.
En España este tipo de casos siguen resultando extraordinarios debido a varios factores. En primer lugar a la propia juventud de las ETT en España -12 años de existencia- frente a las varias décadas de los países citados. A esta circunstancia habría que añadir el déficit de imagen que arrastran desde sus comienzos debido a la falta de medidas y garantías para el empleado que generaron una asociación entre temporalidad en el empleo y precariedad. La ley que puso fin a esta situación data de 1999 y vino a establecer la igualdad salarial para fijos y temporales así como una mayor inversión en formación en este tipo de trabajadores por parte de las ETT.
En segundo lugar existen razones fuertemente arraigadas en la cultura como es el empleo estable y seguro en España, un empleo para toda la vida, así como las reticencias de los trabajadores españoles a la movilidad geográfica.
El último informe del World Economic Forum (también conocido como el Foro Económico de Davos), sitúa por tercer año consecutivo a España -la octava economía del mundo- en la vigésimo octava posición del ranking mundial de competitividad.
Aunque la flexibilidad y la especialización del mercado de trabajo temporal en España son todavía incipientes, lo cierto es que existen indicios de que la situación está cambiando y los trabajadores españoles más cualificados son receptivos a las excelentes condiciones económicas ofrecidas para este tipo de trabajos o a las oportunidades profesionales y de ocio que abren. En los próximos años veremos más cambios. Sin duda, lo mejor está por llegar.
Gina Opdebeeck. Directora general de Unique