Política de empleo eficaz

Dentro de la reforma de las políticas activas de empleo que diseña el Ministerio de Trabajo hay una que merece especial atención. Se trata de darles una reorientación para que parte de los 2.000 millones con que cuentan se puedan destinar a financiar proyectos empresariales. La música no suena mal. Estas políticas se financian con las cotizaciones sociales y su gestión está transferida a las autonomías. Ahora la ley sólo permite al Gobierno usarlas para bonificar el empleo fijo y a las autonomías para costear programas de empleo, de formación, escuelas taller o casas de oficios. Si la nueva iniciativa incluye un férreo control de los objetivos, y no es una simple -e ilegal- ayuda pública, no hay duda de que crear empresas es crear empleo.