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Tim Harford

'Otorgamos demasiado poder a los ejecutivos'

Se hace preguntas sobre por qué un café capuchino de Starbucks es más caro que en otras cafeterías. Sus divertidos analisis han convertido su última obra, El economista camuflado, en un best seller mundial.

Es como un soplo de aire fresco en un caluroso día del mes de marzo. Todas sus teorías las explica con ejemplos cotidianos. Tim Harford nació hace 33 años en Kent (Reino Unido), y después de trabajar para la petrolera Shell, o como analista en International Finance Corporation, se ha convertido en el economista de moda. El pasado miércoles viajó a España para presentar El economista camuflado, libro en el que ofrece pistas para explicar cómo funciona el mundo.

¿Qué conclusiones ha pretendido obtener con este libro?

No he querido sacar grandes teorías económicas o políticas, lo que he buscado es, a través de situaciones cotidianas, como ir al supermercado o tomar un café en Starbucks, reflejar todo lo que subyace alrededor de la economía. Se trata de analizar la economía de las pequeñas cosas, lo que hay detrás de lo que nos quieren contar. Algo muy cotidiano puede derivar en algo de gran magnitud, global.

'El gran premio se recibe cuando se llega a jefe. El salario no depende entonces del trabajo de uno mismo, sino del de los demás'

Asegura que puede dar la sensación de parecer un sabelotodo. Su análisis de por qué el precio de un café capuchino es tan caro en Starbucks sorprende, ¿de verdad analiza todo tan minuciosamente?

Intento estudiar todo lo que puedo para intentar encontrar la verdad económica. En mi análisis de Starbucks no pretendo realizar ningún trabajo de ingeniería, sino tener todos los detalles para sacar conclusiones. Desde el estudio de situaciones cotidianas se consiguen teorías inesperadas. Por ejemplo, cuando se habla de matrimonio y relaciones entre hombres y mujeres, donde existe oferta y demanda, sobre todo demanda. Me comentaba una economista sueca que en las ciudades había muchas mujeres por dos razones, por encontrar un buen trabajo o para buscar a un marido con un buen trabajo. Donde hay hombres ricos siempre hay más mujeres. Puede resultar sorprendente, pero es posible aplicar teorías económicas a este tipo de situaciones. Me interesa más lo que hay detrás de las patatas fritas que lo que esconden los flujos monetarios.

En España estamos viviendo deslocalizaciones, ¿qué medidas se deberían adoptar para no perder competitividad?

En el Reino Unido pasó hace años, cuando Burberry se marchó a España dejando a 300 trabajadores sin empleo. Siempre se hace hincapié en las empresas que se van, pero no se destaca las que entran en un país. En el mío se pierden entre 2.000 y 3.000 puestos de trabajo, pero se crean otros. Hay que acostumbrarse a este tipo de pérdidas porque todo cambia. No hay que obsesionarse con la destrucción masiva de puestos de trabajo. Lo que hay que hacer es prestar ayuda a los desempleados, tener un buen sistema de formación para encontrar trabajo fácilmente.

¿El concepto de trabajo para toda la vida ha desaparecido?

Un estudio de una universidad estadounidense cifraba en 29,1 años la duración media de un trabajo en los años sesenta, mientras que hoy día es de 21,3 años. Por tanto, no existe mucha diferencia. Lo que sí han cambiado son las empresas. Y eso no es malo, todo lo contrario. Lo nocivo es destruir nuevos puestos de trabajo, nuevas funciones, para mantener las que ya existen.

¿Cuál debe ser el papel de los altos directivos que gestionan empresas tan cambiantes?

Los ejecutivos lo único que tienen que hacer es dirigir las empresas, que hoy día están sobrevaloradas, ya que todo responde a tecnología y a decisiones políticas. El petróleo lo tienen los gobiernos de Oriente Próximo, Estados Unidos y Rusia. Starbucks es una gran compañía de café, pero su éxito depende de que sus establecimientos estén bien situados, de sus inmuebles. Otorgamos demasiado poder a las empresas y a los ejecutivos sin que se lo merezcan. Para eso tengo la teoría del torneo de tenis.

Explíquela, por favor.

Rafa Nadal juega la final de un partido y como premio le dan un cheque por haber ganado ese torneo, pero se lo dan sólo en caso de éxito. Es un cheque ganado por su trabajo. Pero en las organizaciones no sucede así. Un becario en una empresa realiza un trabajo valioso, y va ascendiendo y va ganando cada vez más, pero no en la misma proporción que el salario del jefe. El gran premio se recibe cuando se llega a jefe, y es ahí cuando el cheque ya no depende del trabajo de uno mismo, sino de lo que hacen los demás. Cuanto más se gana, menos se trabaja.

Los ejecutivos están sometidos a demasiadas presiones.

No es cierto. Me gustaría tener esa presión. Los de arriba dan órdenes y los de abajo, ejecutan y tienen más presión porque no tienen el control.

'Lo que hay que saber es quién nos paga el capuchino cada mañana'

Lleva vendidos más de 400.000 ejemplares de El economista camuflado, y es consciente de este éxito. 'A veces escribes algo y ves que no pasa nada, que no se produce ninguna reacción, pero sientes una gran satisfacción cuando ves que la gente lo lee y lo recomienda'.En cuanto al ingrediente principal de la receta de un best seller, señala que sobre todo, y al menos en su caso, sentido del humor. 'Me he divertido mucho escribiendo este libro, porque la economía es divertida, está en todo lo que nos rodea. Y mi mayor satisfacción es saber que he podido conectar con la gente, que han sabido entender mi sentido del humor'.Porque Tim Harford parece un tipo simpático y relajado. Huye de sofisticados discursos macroeconómicos para ir a la esencia de lo cotidiano. En la introducción del libro ya advierte que 'no mencionaré nada relacionado con las tasas de intercambio o con los ciclos de negocios, pero resolveré el misterio de los automóviles usados'.En el texto analiza desde qué hace China para sacar a un millón de personas al mes de la pobreza hasta cuestiones más pequeñas. Por ejemplo, cómo evitar gastar tanto dinero en el supermercado. 'Es una tarea detectivesca, pero yo intento utilizar las herramientas de investigación que emplea el economista'.Porque la vida diaria, según Harford, está llena de rompecabezas que muchas personas no ven, 'y lo que importa es saber quién nos paga el capuchino que tomamos cada mañana'. Es lo que él ha intentado averiguar.

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