Nuevo encaje en el puzle de los sobornos de Siemens
Según avanza la investigación sobre el grupo alemán, más se evidencia la enorme extensión de las prácticas ilegales
El primer proceso por corrupción contra los ejecutivos del consorcio Siemens está permitiendo componer parte del puzle del sistema de cajas negras y sobornos del consorcio germano. El ex directivo Horst Vigener ha declarado a la fiscal de Darmstadt, Kerstin Lotz, que en el año 2000 regateó sobornos en el lobby de un hotel de lujo de Milán con ejecutivos del consorcio energético Enel: el 4% del importe de un jugoso encargo de turbinas de gas si se adjudicaba a Siemens. Horst Vigener ha reconocido que lo que le enfureció no fue la petición en sí; sino el porcentaje que le exigían los italianos: 'Lo habitual en este tipo de negocios es el 1%'.
Por ahora, la fiscalía de Múnich ha constatado que Siemens gastó más de 400 millones en sobornos a clientes extranjeros. Se trataba de un sistema financiero irregular que permitía a miembros de la cúpula de la compañía comprar encargos lucrativos por todo el mundo. También el antiguo responsable de la división de energía, Andreas Kley, ha declarado a Lotz haber autorizado, junto con Horst Vigener, los pagos ilegales.
Sociedades ficticias
La división de energía disponía de un sistema de sociedades ficticias y cuentas ocultas en Liechtenstein similar al destapado en noviembre en la división de telecomunicaciones de Siemens. La legislación alemana castiga sólo el soborno realizado a administraciones extranjeras; pero no el sometido a particulares. En aquel momento, Enel estaba en un 68% en manos del Estado. Según Kley, las comisiones pagadas en operaciones internacionales eran práctica habitual.
El consorcio germano ha reconocido que se efectuaron pagos dudosos por 420 millones de euros entre 1999 y 2006. Empresas de EE UU y Austria enviaban facturas por servicios de asesoría extraordinariamente gravosos y Siemens pagaba. El dinero iba a parar a sociedades off shore de Islas Vírgens (Reino Unido), tras las cuales se encontraban empleados de la compañía alemana. El ex jefe de Finanzas de la división de telecomunicaciones Michael Kutschenreuten y Andy W. Mattes (responsable de grandes clientes) habrían autorizado el pago de elevadas sumas de dinero a través de facturas ficticias o mediante empresas tapadera. Según la fiscalía de Múnich, que investiga el escándalo de sobornos y fondos ocultos del consorcio alemán, con este dinero se sobornó a altos ejecutivos de empresas y administraciones extranjeras. Aunque en el escándalo está sobre todo implicada la división de telecomunicaciones; también se efectuaron pagos dudosos en la división de transporte, energía y servicios financieros.
Además, cuanto más se tira del hilo, más se evidencia la enorme extensión de las prácticas ilegales de Siemens. Entre las nuevas acusaciones contra el consorcio: pagos sin contraprestaciones concretas a socios del consorcio en Alemania. La fiscalía de Nuremberg está investigado al jefe de una organización sindical, Wilhelm Schelsky, a quien la división de transporte de Siemens pagó desde 2001 más de 14 millones de euros 'sin contraprestación alguna'. '¿Pretendía Siemens apoyar de este modo a la organización sindical AUB (organización más próxima a la patronal que el IG Metall), de la que Schelsky es máximo responsable?', se pregunta el rotativo Süddeutche Zeitung. Por otro lado, el organismo de control financiero FKS, dependiente de la aduana alemana, está investigando más de veinte casos de relaciones de trabajo ilegal. La división de telecomunicaciones de Siemens contrató los servicios de la agencia de empleo temporal Overseas Executive Services (OES), con sede en Gibraltar, sin disponer del permiso de la Oficina Federal de Trabajo.
El jefe de Siemens, Klaus Kleinfeld, ha reiterado varias veces que no conocía el sistema financiero irregular. Kleinfeld ha declarado que no sabía de los pagos 'excepto un par de casos aislados de los que fuimos informados a través de los informes internos'.
El socio árabe del gigante alemán
¿Conocían el actual presidente ejecutivo de Siemens, Klaus Kleinfeld, y Heinrich von Pierer, el presidente del consejo de vigilancia del gigante industrial alemán, las prácticas de soborno de Siemens? El caso Al-Akeel podría dar pistas sobre la credibilidad de Pierer y Kleinfeld. Al-Akeel era el socio de Siemens en Arabia Saudí, al que Siemens pagó 50 millones de dólares porque, según apuntan las investigaciones, sabía demasiado y amenazó con informar de las prácticas irregulares al regulador del mercado estadounidense SEC.El 19 de noviembre de 2004, un empleado del departamento jurídico de Siemens se encontró en Londres con un jeque árabe encargado de ejercer de intermediario de Al-Akeel. El empleado, de nacionalidad argentina, escribió un informe sobre el encuentro que transmitió al jefe del consorcio Heinrich von Pierer, a su jefe del departamento de Finanzas, Heinz-Joachim Neubürger, y a otros cargos directivos. Poco después, Siemens pagaba 38 millones de euros a la empresa de Al-Akeel. Pero, al parecer, nadie quedó contento con el acuerdo.