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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La alargada sombra del IPC

El IPC general mantuvo en febrero su tasa anual en el 2,4%. Un dato que ha hecho afirmar a los responsables de Economía que la inflación está 'controlada y estable' en el actual contexto de dinamismo económico y elevada creación de empleo. Y eso, puntualmente, es cierto. El optimismo de Economía aumenta hasta afirmar que 'las perspectivas de inflación siguen siendo buenas' y pronosticar que en los próximos meses se situará en el umbral del 2%, objetivo del BCE. Eso también es muy probable, al menos hasta que llegue el segundo semestre, ya que esta línea de moderación comenzó al final del pasado verano con la caída relativa de los precios de la energía. También conviene no olvidar que todas estas positivas perspectivas se circunscriben a la condición de que el precio del crudo se mantenga en los niveles actuales. Es decir, están sujetas a factores no controlables.

La atención en los datos de febrero debe fijarse en la inflación subyacente, que subió, por segundo mes consecutivo, hasta el 2,8%. La explicación oficial está en el efecto base del tabaco, que hace un año registró importantes bajadas por la guerra de precios de las compañías como respuesta a las subidas de impuestos. Sin embargo, el dato sirve también para confirmar que si los precios energéticos no bajan las deficiencias estructurales siguen apareciendo. La inflación subyacente, que no computa los elementos más volátiles -energía y alimentos frescos- y es el verdadero núcleo duro de la inflación, sigue mostrando la realidad de las rigideces de los precios en España.

Aunque el impacto negativo de la apreciación del euro sobre la actividad exportadora se vea mitigado porque casi el 70% de las ventas se dirigen a la zona euro, el diferencial de inflación con la media de la UE -actualmente en el 0,7%- sigue pesando. El buen tono de la economía mundial hará previsiblemente que sigan mejorando las exportaciones y esto ayudará a reducir en gigantesco déficit exterior. Pero se equivoca quien piense que una previsible desaceleración paulatina del IPC significa que ya no hay problema.

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