Alerta a la morosidad
La influencia de la economía norteamericana es intensa. Y llega a Europa con fuerza tanto para lo bueno como para lo malo. La crisis hipotecaria generada por la quiebra de sociedades especializadas en la concesión de crédito hipotecario de alto riesgo ha arrastrado a la baja las cotizaciones de la banca que prestaba dinero a estas operadoras y que en buena parte no podrá cobrar. Pero sólo es un efecto financiero de la crisis que puede trasladarse a la actividad.
España carece de un modelo hipotecario tan vulnerable como el norteamericano, y la calidad del crédito concedido es muy superior. La prueba es la baja morosidad, que se limita al 0,41% del préstamo concedido. Pero la subida de tipos y las altas tasas de deuda aconsejan estar alerta, si se tiene en cuenta que han empezado a generalizarse mecanismos de refinanciación arriesgados, como la concentración de créditos o la utilización de garantía hipotecaria para consumo.