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Tribuna
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UGT y los retos energéticos

La opa sobre Endesa camina de sobresalto en sobresalto sin que se vislumbre su resolución definitiva. El autor ofrece la opinión de UGT sobre la situación de inestabilidad e incertidumbre que, según entiende, se ha creado en el sector, en el que el sindicato es mayoritario.

Cuando todo apuntaba a un final previsible en la opa de Eon sobre la primera eléctrica española, la irrupción de Acciona y posteriormente de la italiana Enel en el accionariado de Endesa ha vuelto a colocar a ésta en todas las portadas de los medios. De momento, los responsables de la empresa han desconvocado la junta general prevista para el día 20, mientras los planes de Eon han dado un vuelco en su estrategia, pues ahora se contemplan varias posibilidades ante el cambio de escenario provocado en la pugna por el control de Endesa, que comenzó hace año y medio con la opa hostil lanzada por Gas Natural.

De la situación de inestabilidad e incertidumbre provocada en el sector energético español en general y en Endesa en particular se pueden extraer varias conclusiones que pueden servir para que evitemos entre todos la desaparición de una gran empresa o de gran parte de sus activos, así como la pérdida de identidad en un sector estratégico y de interés público, ya que en ambas situaciones se lesionarían gravemente los intereses de los trabajadores y los ciudadanos, beneficiando casi exclusivamente a los grandes accionistas y/o a los especuladores.

La Federación de Industrias Afines de UGT (FIA-UGT) entiende que dejar la reorganización de un sector estratégico a la suerte de una operación económico-financiera, sin diseñar un modelo estratégico y consensuado con todas las partes (Administración, empresas y sindicatos), provoca que se esté poniendo en manos de empresas extranjeras o de accionistas de dudosa vocación industrial, próximos a la especulación dineraria.

Estos movimientos muestran la vulnerabilidad del poder político de nuestro país respecto al poder económico. Nuestras empresas parecen estar a merced de las reglas del mercado mientras en Europa algunos Gobiernos han impedido la compra de empresas por parte de capitales extranjeros. ¿Somos los Quijotes de Europa?

Parece como si la clase política española se hubiera cambiado los papeles e incluso el ideario. Así, tenemos que el Gobierno defiende campeones nacionales mientras que la oposición prefiere empresas controladas por capital extranjero; que a la Administración no le importen accionistas que provienen de sectores especulativos (nadie ha explicado los planes industriales, de empleo, etcétera, de ACS o Acciona) y la oposición prefiera socios industriales para llevar la contraria.

Posiblemente los únicos beneficiados serán los accionistas al obtener numerosas plusvalías de esta pelea. Pero, ¿qué ocurrirá si como consecuencia de estos movimientos se sobrevaloran las empresas y el precio por acción no refleje su valor real? ¿Se mantendrán las inversiones comprometidas para garantizar la calidad y estabilidad en el suministro si se está gastando el dinero en acciones y en sufragar los gastos originados en su estrategia? ¿No volverán a ser los ciudadanos y los trabajadores los que acaben pagando con tarifas altas o pérdidas de empleo?

FIA-UGT viene denunciando esta situación, que se remonta a tiempos de Rodrigo Rato, ministro de Economía con el PP, con la venta de la mayoría de la entonces empresa pública Endesa, y el posterior decreto que malogró un reordenamiento del sector, imponiendo condiciones restrictivas a las fusiones, así como al tamaño de las compañías. Este modelo energético se asimilaba al británico, mientras en Francia, Italia, Portugal y Alemania decidieron que el cambio hacia el mercado único debía recorrerse fortaleciendo sus empresas para afrontar este proceso con garantías de reserva de la soberanía nacional en este sector. Esta coyuntura ha determinado que no podamos competir en igualdad de condiciones con las grandes empresas europeas y está permitiendo la configuración de tres grandes colosos que pretenden repartirse el 80% del mercado europeo: EDF, Enel y Eon.

Nuestro sindicato, mayoritario en el sector, siempre ha insistido en la necesidad de modificar la legislación para posibilitar la creación de grandes empresas españolas equiparables a las europeas. Igualmente ha señalado los riesgos de la especulación y sus consecuencias para el abastecimiento y la garantía del suministro a los ciudadanos, así como sus posibles repercusiones negativas en los precios de la energía y en las inversiones necesarias para mantener nuestros estándares de calidad. También por las repercusiones negativas para el empleo y las condiciones laborales por la necesidad de recuperar el esfuerzo financiero que suponen estas operaciones económicas.

FIA-UGT no comparte el rediseño del mapa energético nacional sobre la base de operaciones empresariales hostiles o amistosas, y sólo apoyaremos aquellas que respeten el volumen de empleo y las condiciones laborales de las plantillas; que no supongan el troceamiento de empresas; que mejoren la posición de nuestras compañías respecto al marco de la integración energética de la UE; que potencien un cambio de modelo productivo desde la integración; que fortalezcan las políticas de I+D+i, y que garanticen un mix de generación que no prescinda de ninguna fuente de producción y que avale la máxima utilización de los recursos autóctonos.

Nuestro sindicato no compartirá las decisiones políticas tomadas al margen de los intereses de los trabajadores, independientemente de quienes las promuevan o sustenten. Apostamos por un papel decisivo en la construcción europea, asegurando un modelo socioeconómico equilibrado y solidario, que saque al sector energético de la incertidumbre, la especulación y el maniqueísmo oportunista, al tiempo que consideramos necesario introducir altas dosis de estabilidad, estrategia y visión político-industrial.

Sería un grave error político prescindir de la participación sindical pues hemos demostrado sobradamente nuestro compromiso y responsabilidad con el sector, además de representar a una parte esencial: los trabajadores, fundamentales en el entramado industrial, cuyo futuro no vamos a dejar en manos del mercado. Reclamamos la constitución de una mesa en la que se defina, por parte de los agentes políticos, económicos y sociales, un modelo energético de consenso. Exigimos una política de diálogo para el cambio ordenado de modelo que sustituya a la actual política de titulares mediáticos y hechos consumados.

Si los poderes políticos y económicos siguen haciendo oídos sordos a todas estas cuestiones, serán ellos los únicos responsables y tendrán que dar cuenta de sus decisiones a la ciudadanía.

Antonio Deusa Pedrazo. Secretario general de FIA-UGT

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