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A fondo

Viaje al endeudado estilo de vida americano

Dave Ramsey es un gurú financiero con un programa de radio que pregona las bondades de la responsabilidad financiera. Es uno de tantos y tiene una experiencia negativa propia.

A principios de los ochenta tenía cuatro millones de dólares pero en 1986 estaba quebrado ¿La culpa? Las deudas. No es un caso aislado. Según la Reserva Federal, los americanos tenían en enero créditos al consumo por valor de 2,4 billones de dólares. Las hipotecas suman cifras casi tres veces mayores. Además, la tasa de ahorro es negativa desde hace año y medio, como durante la Gran Depresión.

Ramsey es uno de los protagonistas de Maxed out (Empujados al límite), un documental de James Scurlok que explora el mundo del crédito fácil y de la tarjeta que paga la factura de otra tarjeta anterior. Es el nuevo estilo de vida americano, el de la deuda sin límite y de donde es difícil salir. 'Lamento decir que la palabra billion (miles de millones) no abarca la naturaleza del problema', dijo Alan Greenspan cuando presidía la Fed.

Con esta cinta, Scurlok, ex alumno de Wharton, denuncia el cambio de la industria financiera. El director asegura que el sector ha descubierto en EE UU que los clientes más rentables son los que pagan cualquier comisión o interés por un crédito, a diferencia del pasado cuando el préstamo se basaba en la capacidad de devolución. Es un terreno también explorado en Credit Card Nation, un libro de Robert Manning sobre 'las consecuencias de la adicción americana al crédito'. Los protagonistas de Maxed out están entrampados por las tarjetas, los errores en los informes de crédito, las empresas que presionan a deudores, la letra pequeña y la ignorancia.

Una mezcla de todo esto llevó a una mujer, de limitada capacidad intelectual, y a su hijo de 44 años (con síndrome de Down) a refinanciar su casa. Citifinancial les convenció. Cuando Scurlok les grababa estaban pendientes de embargo, aún así, Citibank les ofrece un crédito de 5.000 dólares. Eran 'clientes preferentes'.

A Elizabeth Warren no le sorprende. Esta catedrática de Derecho de Harvard explica en la película que los mejores clientes son quiénes ya han estado en quiebra. 'Me lo explicó un vicepresidente de Mastercard diciendo que saben dos cosas de estos clientes. Una es que no pueden quebrar dos veces. La otra es que siempre están dispuestos a hacer el pago mínimo mensual. Y ahí es donde ganamos dinero', le confesó el ejecutivo.

El dinero de plástico fluye en EE UU. Cuando se tiene la primera tarjeta llueven ofertas para otras. Cada hogar recibe unas 50 ofertas de tarjetas al año. Seis veces más que en 1990. Los emisores invirtieron 1.700 millones en publicidad en 2004, un 32,4% más que en 2003. La adicción empieza en la Universidad, donde hasta el café se paga con plástico.

Con los pagos mínimos la deuda se convierte en infinita y el crédito en predatorio pues el interés no deja de subir para hacer frente al riesgo. Warren dice que la rentabilidad de la banca es 'obscena'. Pese al reciente endurecimiento de la ley concursal en EE UU, entre julio de 2005 y junio del año pasado 1,4 millones de personas estaba en quiebra. La mayor parte llega a esta situación porque viven al día y no puede afrontar reveses como la muerte del cónyuge, una enfermedad o el paro. Warren dice que muchos pagan hasta que mueren y Ramsey afirma con sorna que hasta el americano con mejor cara tiene problemas. 'Conozco a Barbie y a Ken y están quebrados'.

El sector financiero no participó en el documental pero siente, como uno más, la crisis. La mora de las hipotecas subprime, las de alto riesgo concedidas a personas con poca solvencia, se ha elevado. El fenómeno se ha extendido entre HSBC, NovaStar, New Century y ResMae y otras entidades con amplia presencia en este nicho de mercado. Algunas, como OwnIt y ResMae, están en quiebra ya. El mercado de derivados de estas hipotecas gestionado por Wall Street también vive un mal momento. Aun así, el presidente de la Fed, Ben Bernanke, dice que la situación no es aún peligrosa.

Scurlok lleva una escena de su película al estudio de radio de Ramsey cuando éste recibe una llamada de quien dice que ha llegado el momento de tomar una decisión respecto a su deuda. '¿Pedir la quiebra?', pregunta. 'No', responde. 'Pienso en acabar con todo esto'. Ramsey no se suele quedar sin palabras pero esta vez aprieta los labios y su mirada se pierde. No sería el primer suicidio.

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