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El reparto de la primera inmobiliaria española

Los otros nombres de la contienda

Román Sanahuja y Joaquín Rivero se han rodeado de empresarios y expertos inmobiliarios para defender sus ofertas

En la guerra por Metrovacesa hay otros nombres que los de Joaquín Rivero, presidente de la compañía, y Román Sanahuja, presidente de Sacresa. Sin sus colaboradores -empresarios, abogados, expertos financieros- la historia de la batalla por el control de la primera inmobiliaria europea sería otra.

Jesús García de Ponga, director general de Cresa, sociedad de inversión de Román Sanahuja, fue contratado a principios de 2006 por la familia catalana para llevar a cabo la toma del control de Metrovacesa. Anteriormente había sido fundador de la inmobiliaria de BBVA (Anida); fundador y consejero delegado del banco Uno-E; participó en la fundación de Gesinar y fue responsable de auditorías de Banco Exterior, entre otros cargos. La oficina de Cresa está situada a escasos metros de la sede de la inmobiliaria presidida por Rivero, en el centro financiero de Madrid. Ahí se trasladó García de Ponga poco antes de que comenzara la guerra por el control de Metrovacesa, a principios del mes de marzo del pasado año. Desde entonces, según ha comentado en alguna ocasión, se ha dedicado fundamentalmente a pensar en el modo en que lo haría Joaquín Rivero siendo hostigado por el primer accionista de la compañía. Y ha asumido, al menos hasta ahora, que su papel no podría ser el mismo que el de los ilustres apellidos que hasta ahora han formado parte del capital de Metrovacesa.

'Yo le ayudé', afirmó orgulloso Bautista Soler cuando ofreció, con Joaquín Rivero, una rueda de prensa para explicar la contraopa que lanzaron en mayo del pasado año para responder a la primera opa lanzada por Sanahuja. Sin su ayuda, explicaron entonces, posiblemente Rivero hubiera optado por abandonar Metrovacesa. Durante décadas ha realizado promociones, principalmente en la ciudad de Valencia, aunque también se ha dedicado al mundo de la exhibición cinematográfica, siendo propietario de la mayoría de los cines de la Gran Vía de Madrid. Es además el máximo accionista del Valencia CF, donde ejerce su hijo Juan Bautista Soler, también promotor, como presidente. Ambos han impulsado el negocio inmobiliario vinculado a la construcción de un nuevo Mestalla y una nueva ciudad deportiva. El empresario valenciano también tiene acciones de BBVA, Santander y Banesto.

José Manuel Lara, presidente del grupo Planeta, compró el 5,18% de Metrovacesa a finales de 2006, pagando 120 euros por acción. Ahora mismo es difícil saber cuál ha sido su papel en la batalla por el control de la compañía. El caso es que poco después de su entrada en la inmobiliaria ha llegado el desenlace. Aunque desde un primer momento el empresario aseguró querer servir de puente entre Rivero y Sanahuja, su sola presencia en el consejo podía imprimir desasosiego en el presidente de Metrovacesa, acostumbrado a pasar por encima de las opiniones de la familia catalana. De hecho, la familia Lara y la familia Sanahuja han participado juntos en negocios inmobiliarios.

Otro nombre que, indirectamente, puede ligarse al desarrollo de la contienda es el de Luis Portillo. El empresario sevillano salió del accionariado de Metrovacesa poco antes de que estallara la batalla por el control entre Rivero y Sanahuja, a finales de 2005. Portillo vendió su 5,66% por 331,3 millones al presidente de la inmobiliaria que compró el 1,7% y el resto a Sanahuja, operación que consolidaba la situación de primer accionista de la familia catalana. Mientras que Metrovacesa parece haber empequeñecido, Portillo ha creado un gigante comprando Inmocaral, Colonial y el 15% de FCC. Y recientemente ha lanzado una opa por Riofisa.

Un caso que pone a prueba a la CNMV

La batalla por el control de Metrovacesa ha puesto a prueba a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Para algunos, su actuación ha sido insuficiente, mientras que para otros el organismo regulador del mercado se ha excedido en ocasiones. En todo caso, la CNMV ha respondido con rapidez a los movimientos de Rivero y Soler por un lado y la familia Sanahuja por otro. La Comisión llegó a calificar de 'absurdo, incoherente o ilógico' que Cresa pretendiera reducir su capital en Metrovacesa mediante una donación o de cualquier otro modo mientras realizaba una oferta para ampliar su participación en la compañía. La CNMV solicitó la exclusión de Metrovacesa del Ibex por la situación de iliquidez de sus acciones tras finalizar el periodo de aceptación de las opas lanzadas en 2006 por la compañía. Hace dos semanas, el organismo presidido por Manuel Conthe paró la cotización de la compañía cuando este diario publicó que Sanahuja estudiaba lanzar una opa al 100% por la inmobiliaria. En otro mercado distinto del español, posiblemente la respuesta enviada a la CNMV -en la que realmente no se decía si se estudiaba o no esa posibilidad- no habría sido suficiente.

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