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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Competitividad en duda

España perdió 1,4 puntos de competitividad frente al resto de los países industrializados en 2006, y más de 11 en los seis años de este siglo. La estructura inflacionista de los costes de producción impulsada por la carga laboral, empuja constantemente al alza los costes laborales unitarios (crecen el triple que en la UEM) y el precio de las exportaciones, síntomas inequívocos de pérdida de competitividad exterior. El saldo de este creciente desequilibrio es un déficit corriente del 9% del PIB, de los mayores del mundo.

La integración de España en un área monetaria única solvente, como la zona euro, preserva los flujos de financiación suficientes para atender las necesidades de crecimiento de la economía, que antes había que subsanar con recurrentes y engañosas devaluaciones de la divisa. Pero no por ello se revuelve el problema. Si se pierde capacidad de competir, se pierden mercados, y con ellos merman la actividad y el empleo.

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