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Tribuna
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Sobre el servicio universal en 'telecos'

El Servicio Universal (SU) en las telecomunicaciones busca garantizar el acceso a los servicios básicos a personas que por nivel económico, localización geográfica o condiciones físicas lo tuvieran limitado. Se sustenta en tres conceptos: disponibilidad de una oferta de líneas fijas, accesibilidad para todos a servicios telefónicos y de emergencia y asequibilidad de todo ello.

La Comisión Europea está revisando su definición y alcance conforme a la Directiva 2002/22/CE del SU. Su propuesta de no hacer cambios está legitimada por una consulta pública sobre la misma. Gobiernos, reguladores, organizaciones de consumidores, de usuarios y de personas con necesidades especiales, operadores, proveedores de servicios, fabricantes y otras empresas soportaron mayoritariamente su propuesta. Obviando que sólo participaron 16 de los 27 países, que sólo hubo 76 respuestas (en promedio por país, poco más de tres de las muchas chas entidades con intereses) y que un 40% eran de tres grandes países, surgen dos cuestiones.

Las opiniones de los participantes expresaban sus legítimos intereses, pero ¿estaban suficientemente representados sus beneficiarios?. Esa Directiva, que define los criterios de revisión, se gestó hace 10 años, ¿no deberían considerarse las nuevas necesidades derivadas de los cambios sociales habidos y previstos para el próximo decenio?

Los argumentos que soportan la propuesta muestran ciertas contradicciones con la historia del SU. La CE considera que la existencia de competencia en servicios de gran aceptación (por ejemplo los móviles) hace innecesaria su inclusión; sin embargo, el SU se instituyó a principios del siglo XX precisamente para justificar los monopolios, generalmente públicos. Igualmente considera que otros servicios aún no tienen una aceptación general (como el accesos en banda ancha) para que se deban incluir; sin embargo, la penetración del servicio telefónico era bajísima cuando se estableció el SU.

Y hay más contradicciones. Conceptuales: si el servicio móvil es también servicio telefónico ¿por qué limitar la accesibilidad sólo al fijo? Tecnológicas: si en muchos países la disponibilidad de líneas se provee sobre redes móviles ¿por qué limitarla a terminaciones fijas? Económicas: si el coste del SU debe de ser lo más bajo posible ¿por qué encarecer la provisión de líneas transformando las móviles en fijas? Sociales: con el aumento constante de la cuota de abono del servicio fijo ¿no resulta más asequible el acceso al servicio móvil? Políticas: si no se acepta la universalidad de otros servicios ¿por qué los Gobiernos promueven la cobertura universal de las redes móviles y de los accesos en banda ancha?

Esas aparentes contradicciones responden a la política comunitaria de intervención mínima en los mercados, evitando cuestionar la consistencia del marco reglamentario lo que pudiera demandar una revisión normativa. Y es que cabría preguntarse si existe el problema del SU, o es distinto del primitivo, para mantener su protección reglamentaria.

Los datos muestran que, en zonas objetivo del SU, no aumentan apreciablemente las altas en líneas fijas y los teléfonos públicos se usan cada vez menos, lo que hace pensar que el SU busca solucionar un problema que quizá ahora sea diferente.

El SU pretendía responder, anticipadamente, a la necesidad social de poderse comunicar. En un mundo más interconectado e interdependiente esa necesidad es aún mayor, requiriéndose, para evitar la marginación social, poder establecer relaciones interpersonales de voz y texto en cualquier lugar (ubicuidad), y además poder acceder a información de forma rápida y asequible.

Un mercado concurrente podría responder a esas necesidades, pero quizá está enmascarando el problema. La competencia en banda ancha, basada en la red única fija, es muy limitada en zonas remotas y dispersas. El precio promedio del servicio telefónico es más alto para aquellos que no pueden acceder a paquetes de servicios en sus zonas de residencia. La alta penetración de los móviles puede esconder problemas de accesibilidad en ciertas zonas. La banda ancha y los servicios móviles pueden no ser asequibles para ciertos segmentos de población.

Creemos que el SU debería tratar de evitar la aparición de brechas sociales generadas por la posible insatisfacción por el mercado de las nuevas necesidades sociales. Es un problema social y no interno al sector, y son posibles otros modelos de prestación y financiación sin las distorsiones al mercado del modelo actual.

Emilio Lera. Analista del sector de tecnología de la información

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