Dilema industrial en Europa
Es un hecho cierto que cada día escasean más en la otrora industrializada Europa los grandes patronos, los emprendedores con mayúsculas. No digamos en España, donde, a excepción de algunos industriales en zonas geográficas concretas y en sectores muy específicos, nunca han abundado los emprendedores industriales de larga mira. Constatado este hecho, el Viejo Continente asiste a los retos de la globalización con una singular paradoja sobre sus espaldas. El debilitamiento de la planta industrial choca con la profesión de fe liberal de la que hace gala Bruselas, la cual limita el antaño papel de los Estados como patrono que venía a suplir las carencias de la clase empresarial. La fórmula al uso para resolver esta contradicción es siempre la misma: recurrir a la banca pública o las cajas de ahorros, entidades estas últimas cuyo estatus jurídico está cuestionado por Bruselas, al considerar que están intervenidas por la Administración a través de los partidos políticos.
El sector aeronáutico y de defensa, estratégico donde los haya, es uno de los retos que afronta el Viejo Continente. Visto con perspectiva, Europa, a través de EADS, ha cosechado un éxito indudable. Ahora, sin embargo, las aguas bajan turbias para el conglomerado, sumido en una grave crisis por los fallos en el programa del A-380, que se ve agravada por el abandono de los socios privados de su núcleo estable. A la pequeña posición que le queda al grupo francés Lagardère se suma ahora la marcha de DaimlerChrysler. Alemania ha recurrido a la banca pública para relevar al grupo industrial privado, mientras asiste a la irrupción del estado ruso en EADS. España intenta elevar su participación y el Gobierno, tras constatar que ningún inversor privado quiere sumarse a la aventura, ha optado por persuadir a las cajas de ahorros. Pero lo hace mientras predica que las cajas deben cambiar para no estar sometidas al devenir político. ¿En qué quedamos? Si tiene que intervenir el capital público para respaldar un sector estratégico, que lo haga sin recurrir a entidad interpuesta.