El sesgo inmobiliario

Uno de cada dos euros del crédito concedido en España para actividades productivas se vuelca en construcción e inmobiliarias. Pero si consideramos todo el préstamo tomado por los sectores residentes, incluidos los particulares, seis de cada diez euros se destinan a la construcción, intermediación inmobiliaria y adquisición de vivienda. Por tanto, para el resto de actividades productivas y la inversión o consumo de sus manufacturas y servicios sólo se moviliza el 40% de la financiación a la economía.

Esta estructura no refleja sólo dónde han colocado su activo los bancos y cajas. Refleja también cuán pobre es el modelo productivo español, así como las preferencias inversoras de los particulares. El sesgo hacia los activos inmobiliarios, aquellos que cuentan con menor recorrido estratégico, es evidente. Es urgente una reflexión para corregirlo y evitar que la economía se desfonde cuando el ciclo inmobiliario expire.